martes, 27 de enero de 2009

'MEJORCITA DE LO MÍO'. Pesimistas al pasillo


'Mejorcita de lo mío'

Autor: Pilar Gómez y Fernando Soto
Reparto: Pilar Gómez
Compañía: La Escapista Teatro
Escenario: Corral de Comedias (Alcalá de Henares). 24 de enero de 2009


Entre el pesar de una realidad asfixiante y la negrura del futuro desesperanzador voceado desde tribunas mediáticas y económicas, resiste un agujero por el que pasa aire no contaminado y suena una almibarada melodía relajante. Lo ha abierto ‘Mejorcita de lo mío’, espectáculo acunado por el término ‘revelación’ allí donde se ha representado, un mapa que ya colorea la mayor parte del país. Admitidos los antecedentes, la manifiestamente arrebatadora fórmula de la compañía La Escapista funciona bajo el uso de unos ingredientes tocados por la varita de la sencillez: actriz enérgica de registros ilimitados da voz y vida a un texto disperso que acelera a base de humor de efecto calculado y se ralentiza con la activación de profundas disquisiciones poéticas. La mecha la enciende uno de los interrogantes irresolubles de la naturaleza, aquel que apela a la propia esencia del ser humano, sometido artísticamente a todo tipo de tratamientos: ¿Quiénes somos realmente?

A la búsqueda de una respuesta convincente se arroja Pilar Gómez en este soliloquio que hace del ‘buenrollismo’ el arma más efectiva. Un porcentaje elevado del éxito de productos de estas características, valga cualquier tipología, se atribuye al trabajo del actor. En ese caso, Gómez sale bien parada en este agotador ‘tour de force’ antidepresivo de estética ‘hippie’ setentera que trata de demostrar que una sonrisa es capaz de tapar la peor de las desgracias a las que puede someter la vida real. Un mensaje sensiblero que lleva a la inquietud (“aunque la vida me trate mal nunca levantaré un falso testimonio contra la vida”) al dejar fuera de sitio a las almas atormentadas, a aquellos perdedores de espíritu que todavía no están radicalizados y ven lejana la rendición, en una definición apropiada del escritor Javier Cercás.

El mayor reproche, y a la vez puede que el mejor elogio, que se hace a ‘Mejorcita de lo mío’ es su capacidad de quitar trascendencia a todo lo que debería tenerla, sin ofrecer motivos para que así sea. La maratón interpretativa de Pilar Gómez, apabullante excepto cuando tira de la estética de la exageración rompiendo así el supuesto código realista y poético de la función, se pone muy encima de todo lo que expresa, supera a un texto de corto alcance y demasiado disperso en escenas que plantean continuos cambios genéricos y en las que no se percibe conexión.

El conjunto dibuja un perfil irregular, una alternancia de situaciones que van desde lo emocionante a lo anecdótico. Un caso singular es la conversación mantenida en un bar por la protagonista con un hombre situado fuera de plano. Ante el jolgorio generalizado se desarrolla un diálogo a dos bandas de contenido íntimo que acabará a voces. Representativo, del encanto a la incomodidad. A veces la incesante búsqueda de la risa, aunque nazca de la improvisación y se escude en un intérprete de oficio, no justifica decisiones de ese tipo, pese a que tanto el monólogo como el soliloquio ya despierten de antemano en el espectador esa predisposición positiva tan propia de la comedia. Una actitud indiferente a la posibilidad de escuchar dolorosas verdades como puños.

Cuando la poética se adueña de la función, ‘Mejorcita de lo mío’, atada a una vibrante interpretación que da todo y más, sube ligeramente su cotización. Son contados esos trallazos de desgarro, ocultos entre una sólida capa de felicidad de acceso prohibido a los pesimistas. En todo caso, buen rollo el que regala a lo largo de poco más de una hora un montaje hecho para iluminar sonrisas en territorios ya conquistados, un matiz, lo último, importante.

No hay comentarios: