domingo, 23 de septiembre de 2007

La noche del cachirulo

Festival de Jota
Grupo: Blasón Aragonés
Escenario: Auditorio Municipal (Guadalajara). 11 de septiembre de 2007

La puerta se abre. Seduce y hace entrar al incauto. Dentro no hay voces frías. Tampoco pestazo a alcohol, perfume embriagador de la semana. El bar está cerrado. Los cartones de vino peleón y el refresco de botella se reservan para el sábado, el retorno de Dover. Llorarán la ausencia de Marea. El vaso no se desborda, ni hay un grifo goteando. Hay amenaza de estrellas en el cielo, no de lluvia. Lentamente, el público se va situando en el Auditorio Municipal. Van ocupando el cemento que se divide en trincheras al estilo bélico. La dura piedra se cubre de veteranía. Periódicos salvaguardando el trasero. Rentabilizar la tinta que escupe medias verdades, las peores. Tres millares largos de espectadores, entradón. La tarde es agradable y apenas sopla la brisa. No ha habido prueba de sonido. No es necesaria. La jota fluye sin ensayos ni preparativos ornamentales. Brota como algo natural. Busca al artista y lo encuentra. Fuera, pasa una charanga, un desfile de peñistas que corea lemas prestados de los campos de fútbol. El Festival de Jotas de Guadalajara está a punto de arrancar. Jotas aragonesas, no castellanas. La diferencia, explica Mario, espectador experimentado en estas lides, reside en que la segunda es más sobria y menos movida que la primera. Mientras lo explica, una vecina de fila le recrimina haberse olvidado de traer el cachirulo, el pañuelo rojinegro que se reproduce cada octubre en Zaragoza en los festejos del Pilar. El Auditorio se convierte, por unas horas, en territorio maño. Como una embajada de la franqueza dentro de la gelidez alcarreña. Se habla acentuando las sílabas. Cada uno interpreta un papel. En el centro, una dedicatoria. Concierto dedicado a las mujeres, “desde la más alta a la más baja”. Blasón Aragonés regresó al lugar en el que tantísimo disfrutó el año pasado. Una docena de mozos y mozas para empezar. “¿Qué tal estamos, familia?”. Tres voces. La enérgica de Susana Gil. La valerosa de Julio Latorre, el pívot titular del equipo de la jota. Y el resumen de un estilo inextinguible, perpetuado de generación en generación, encaramado a las cuerdas vocales de Jesús, el maestro. Fuera de tecnicismos, un repertorio dorado. Reivindicativo al referirse al Ebro, el río que colma la sed de Aragón. Noble al recordar a Agustina de Aragón. Hermoso en la dedicatoria de Latorre. Humano a lo largo de su ancha orilla.

MAREA. A mil revoluciones

Marea
Escenario: Auditorio Municipal (Guadalajara). 21 de septiembre 2007

Pues fue que sí, que el de Marea, con una semana de retraso, era el concierto estelar de las Ferias de Guadalajara. Enfangados los políticos y algunos medios informativos en un barriobajero y ridículo baile de cifras alrededor de la asistencia, nadie se había apercibido. El Auditorio, para el que le interese, se abarrotó a falta de rellenar las últimas filas, lo que permite aventurar la cercana aparición del oportunista comunicado de turno hablando de ‘éxito’, maldita palabreja. El concierto, de larga duración, fue de aquellos que no dejan indiferente, con un sonido limpísimo ejecutado por un grupo que en la actualidad constituye una de las maquinarias más potentes que operan en el panorama nacional. Tocaba Marea, el quinteto navarro que ha recogido el testigo del fervor popular que había dejado arrinconado Extremoduro, en horas bajas. Enarbola esa bandera generacional Kutxi Romero, rapsoda urbano que traza versos con una sinceridad apabullante. Bien podría ser un cruce entre el Rosendo insobornable y el Robe Iniesta más centrado e inspirado. Kutxi y su tropa siguen con reverencial respeto la línea marcada por anteriores generaciones. Con una diferencia. Ya no hay mensajes antisistema. Lo que sugiere de fondo la música de Marea es una rebelión desde el inconformismo. Las utopías, enclaustradas últimamente en fórmulas sencillas, se sustituyen por canciones que se reparten la energía en el sonido y en las letras. El concierto de Marea transcurrió bajo esos designios. Sólo se ralentizó en el habitual arranque por bulerías de Kutxi y cuando se afrontaban las composiciones del último disco, el sexto, todavía demasiado reciente. El medidor de latidos se revolucionó con los clasicazos, 'Duerme conmigo' –con Dani de Despistaos invitado- y ese 'Corazón de mimbre' que bien podría figurar en una antología poética del siglo XXI. El Piñas dejó su impronta heavy al cuarteto de temas al que se midió previa invitación de Kutxi ya totalmente descasimado. En esa tesitura y ya superando las dos horas largas se llegó a la tanda final, con 'Perro Verde' coreado con la fiereza que le otorga ser ya todo un himno y con 'Marea' cerrando una noche que acabó en manso oleaje después de una tempestad acústica manejada con extrema profesionalidad.

martes, 18 de septiembre de 2007

XI+1 CRISIS ROCK. De bajón

XI+1 Crisis Rock
Grupos:
Código K, Puro Chile, LosDelGas, Hamlet, Koma y Hora Zulú
Escenario: Auditorio Municipal (Guadalajara). Sábado 8 de septiembre de 2007

El Auditorio Municipal agota el crédito. Marcha despacio hacia el derrumbe, según proclaman voces apocalípticas y no apolíticas. Si todo avanza como debe hacerlo en la mente de privilegiados analistas musicales, la ciudad se quedará sin una de sus escasísimas sedes melódicas al aire libre. No es perfecta –las gradas son como trincheras en el campo de combate-, pero ha sabido conservar la esencia de lo tradicional, confiriéndole un carácter entrañable. El Auditorio ha sido, por ejemplo, la casa del Crisis Rock en las once ediciones que llenan su historial. Han recorrido de la mano el mismo camino. Con sus instantes de gloria, como aquella noche de hace cuatro años en la que el ‘festi’ congregó a más de 4.000 espectadores, y los depresivos, relacionados con granizadas inesperadas, alguna caída de cartel y la baja asistencia. A base de calimocho, ruido ensordecedor y la pasión de una peña por un género siempre en peligro de extinción, el Crisis ha resistido. Mayor prueba de fe que este año, imposible. El Crisis reunió prácticamente el mismo cartel que en mayo, fecha en la que fue suspendido. Falló Def Con Dos, o lo que es lo mismo, el grupo que cargaba con la responsabilidad de dar el plus a la velada. Es lo que le faltó a la undécima edición, tirón, un nombre poderoso, que uniera pasado brillante con presente estable, papel ya jugado anteriormente por Reincidentes, Gatillazo, Barricada o el inmutable Rosendo. Un grupo con legión de seguidores que aumentara los decibelios en el graderío y que rellenara el cemento. El XI+1 Crisis Rock disgregó el clímax en varios frentes. Sin un foco de atención concreto, lo que se tradujo en una cifra pírrica de asistencia, 500 personas en la cima de la noche. Otro factor determinante fue la fecha, prólogo de Ferias y Fiestas, lo que deriva en una masa de jóvenes con el presupuesto ya amortizado, y la irrupción un concejal nuevo y poco melódico empeñado en sobrecargar de rock las noches septembrinas.
El resultado fue un Crisis con dos disfraces. La cara la puso la entusiasta organización, premiada con una plácida noche y con el excelente trabajo de Puro Chile y Koma; y la cruz ese bajón de asistencia, con doble asterisco. Porque, hasta con cambio de fechas y con las Ferias golpeando la puerta, el Crisis consiguió reunir a medio millar de fieles.
Abrió la noche, con la luna en el cuarto de invitados, el grupo de Guadalajara Código K. Como es habitual, una labor complicada la de salir a tocar los primeros. El panorama no invitaba, con el graderío desértico. El botellón se servía en las afueras del recinto. Con un sonido limpísimo, Código K reivindicó desde el eclecticismo y con entereza su puesto de honor en el festival. La intensidad se multiplicó con Puro Chile, con la arrolladora Mamen Rodrigo al frente. Desarrollaron un concierto directo y adrenalítico, llevado con veteranía por la volcánica bajista y el guitarreo enfurecido de Urko Igartiburu. Amortizó al final ese ‘Me gusta ser una zorra’, apropiado del extinto Vulpes que comandaba la propia Mamen. La intensidad sonora se ocultó bajo una sonrisa con LosDelGas. En este grupo, a medio camino entre el rock y la charanga, la música ocupa un segundo plano. Queda cubierta por una puesta en escena basada en un humor desprejuiciado y resultón. Vestuario a lo butanero, gorros del Tío Sam y una armónica como dulce invitada. LosDelGas cedieron paso a Hamlet, que ejecutaron un concierto oscuro como sus letras y preciso, ya con el anfiteatro inferior abarrotado. Sin sorpresas, cumplieron con lo establecido, siendo relevados por Koma. Los navarros salieron enrabietados, aporreando las guitarras y haciendo rugir las piedras del Auditorio, provocando el cabeceo nervioso de un ex concejal feliz en su nuevo papel vital. En mitad de la madrugada, fue el turno de Hora Zulú. Aguantaron el éxodo de espectadores y resistieron con los fieles. Fue la nota distintiva del Crisis, la que más se alejó del decálogo que firma anualmente el festival. Un sonido con un grado superior de fusión, con espacio para el hip hop y con unas letras trabajadísimas, otro ejemplo de poesía urbana. El Crisis se despidió de mano de los granadinos, deseando regresar a mayo y agradeciendo, un año más, la complicidad de un Auditorio con demasiada carga histórica como para que desaparezca sin que le dejen despedirse.

lunes, 10 de septiembre de 2007

LOS SECRETOS. Melodías de ayer

Sacas un billete y se nota. Ojos al acecho. El dinero hace hervir las pupilas, en situaciones de necesidad y de abundancia. Está demostrado, provoca inquinas, agravios comparativos injustificables, no entiende de rigor. Tan cercanos, Los Secretos y Nacha Pop, el jueves por Guadalajara, viven en la parte superficial de la piel esta contradicción. Los Secretos llevan estirando el chicle del pasado demasiado tiempo, una circunstancia que no escapa ni al más acérrimo de los defensores. Desde la muerte de Enrique Urquijo, nada ha sido lo mismo para la banda madrileña. Antes de la desgraciada noticia, Los Secretos atravesaban una racha de incertidumbre. A Enrique se le veía más comprometido con su proyecto paralelo de Los Problemas. Quería escapar de las redes del pop anglosajón de agradables melodías para refugiarse en un rincón, el único que verdaderamente colmaba sus inquietudes: la música de bar de media noche, con una copa sobre el taburete y envuelta bajo la nostalgia de la ranchera. Eran caminos opuestos, que les iban distanciando poco a poco. De inicio, Álvaro recogió el testigo con elegancia. Superada la época de los homenajes, Los Secretos decidieron no disolverse. Seguir con el mismo nombre. En otra dirección, porque aún nadie ha cantado a la tristeza y a la desgracia como lo hiciera el medianode los Urquijo. El primer disco, Sólo para escuchar, resultó digno, acorde con un historial arrítmico y de altos y bajos. Pero algo no funcionaba. Ibas a los conciertos y sonaban los temas de siempre. Ni un mínimo de regeneración. El clamor popular. El Déjame para toda la vida. Ojos de gata, ya sin la voz de Enrique. Las composiciones nuevas, ni en un segundo plano. El último trabajo discográfico agrandó más esa herida. Una y mil veces suena como siempre a nivel instrumental, como nunca sin la sensibilidad de Enrique. Así, Los Secretos son una perpetuación sin desarrollo de lo que fueron en las ochenta. Con una baja, la del espíritu de la banda. Los conciertos, sólo aptos para los nostálgicos. O para aquellos que jamás se cansarán de escuchar las mismas melodías. Con Nacha Pop sucedió al revés. Se disolvieron rápidamente, en la cima. Otra historia de caracteres opuestos, el taciturno de Antonio Vega y el explosivo de Nacho García Vega. En solitario, el primero se forjó la leyenda de maldito. El segundo, por mucho que le duela, desapareció. El dinero, por qué no decirlo, ha facilitado la reunión. Más naftalina y poses que no lo son. Al final, Los Secretos y Nacha Pop han llegado al mismo punto habiendo elegido distintas vías. Melodías de ayer. No de hoy.

jueves, 6 de septiembre de 2007

'COMO ABEJAS ATRAPADAS EN LA MIEL'. Cartas marcadas

CRÍTICA DE TEATRO

'Como abejas atrapadas en la miel'
Compañía: Art Media Producciones
Autor: Douglas Carter Beane
Director: Esteve Ferrer
Reparto: Luisa Martín, Félix Gómez, José Luis Martínez, Ángel Burgos, Ana Trinidad, Inge Martín
Escenario: Teatro Salón Cervantes de Alcalá de Henares
Fecha: Sábado 1 de septiembre de 2007

Focos, triunfo inmediato, portadas de revistas, laberinto de excesos económicos y vía libre a la fama. El eje sobre el que gira 'Como abejas atrapadas en la miel' no propone nada desconocido. La realidad, siempre más extrema que la ficción, ofrece un amplio abanico de seres dispuestos a alcanzar el éxito a cualquier precio, un mosaico de personas transportadas al otro lado de los principios y eclipsadas por una ambición cada vez más desmesurada.

Trasladar al escenario un tema tan cotidiano conlleva un riesgo difícil de superar: la pérdida de la capacidad de sorpresa. En ese sentido, 'Como abejas atrapadas en la miel' se desplaza hacia el terreno de la evidencia. Su desarrollo fluye de manera lineal, sin un golpe de efecto que rompa los planes del espectador y desbarate sus ideas preestablecidas. Todo encaja, nada sorprende.
Luisa Martín sostiene el peso de la representación con un personaje, Alexa Vel Deveraux, que se convierte en símbolo de la seducción implacable que ejerce la fama. Habla, engatusa y actúa. Un plan de acción casi perfecto que despliega sobre Evan Wyler (Félix Gómez), un novato de la literatura impresionado por los entresijos del glamour. En torno a ellos, la adaptación del texto del norteamericano Douglas Carter Beane ofrece un elenco de secundarios destinados a perfilar un mundo de ganancias efímeras y relaciones pasajeras.

Esteve Ferrer muestra sus dotes en la dirección con la creación de un todo escénico correctamente hilvanado. Los personajes entran y salen, la atención se traslada de un lugar a otro del escenario sin ofrecer un segundo de respiro y la música crea un collage de melodías contundentes. Las formas sostienen un fondo bien edificado, pero obvio y previsible.
'Como abejas atrapadas en la miel' propone estrategias y muestra unas cartas marcadas desde el inicio de la partida. Escenas alargadas y aspectos prescindibles prolongan el desarrollo de un montaje que se atreve a mirar de frente al mundo de las apariencias, la ambición y el fracaso disfrazado de éxito. Una miel amarga para un panal de abejas cada vez más numeroso.

martes, 4 de septiembre de 2007

ROSENDO. La vieja escuela

Rosendo
Género: Rock
Escenario: Huerta del Obispo de Alcalá de Henares
Fecha: Jueves 29 de agosto de 2007

Rock sin concesiones, sin alardes estéticos ni parafernalia innecesaria, desvestido de ambiciones desmesuradas. Música a flor de piel, en contacto con el público, que la puede acariciar, sentir y hacer propia. Un bajo, un batería y él, la guitarra, la voz del anónimo, Rosendo. A estas alturas, nada tiene que demostrar el carabanchelero, una institución y un símbolo intergeneracional del rock en castellano.
Sale sin esa presión de agradar a toda costa, guitarrea como en los viejos tiempos, critica sin piedad el sistema que edifica la sociedad. Al ciudadano anónimo no le cuesta identificarse con un tipo tan llano y cercano como Rosendo, que lleva hasta la música y las letras este patrón de conducta. Poesía de barrio madrileño, alaridos furiosos de la acera, un ejemplo de vieja escuela que envejece con dignidad, sin dar un paso atrás, sin ceder en el pulso con lo comercial.
Si el tiempo transcurrido ha servido para algo, ha sido para incrementar su grado de cabreo contra lo que le rodea. Las canciones de su último trabajo, el combativo 'El endémico embustero y el incauto pertinaz', siguen esa línea. En Alcalá de Henares fue desplegando las composiciones de este trabajo, enlazándolas sin interrupción en el tramo intermedio de la velada. La autenticidad legitima a Rosendo.
Emergiendo de su voz, temas como 'Harto', 'Date por disimulao' y 'Una duda razonable' se clavan en la conciencia. Descargas adrenalíticas y a máxima velocidad, a tanta, que en su primera hora, el concierto, mecido por un viento obstinado, superaba la quincena de composiciones. Del arranque al epílogo, Rosendo elaboró desde la seriedad una línea recta, sin altibajos, con mano firme.
Lo comentado, rock directo, al grano, desde el inspirado inicio de 'Agradecido' hasta el reventón final. Entre medias, un atracón de melodías más corrosivas que nunca, ninguna impostura y muchas canciones. Una buena dosis de saber estar sobre el escenario, oficio y rimas, realidad y guitarras. Rosendo en estado puro.

sábado, 1 de septiembre de 2007

'PAGAGNINI'. Cuerdas inspiradas

CRÍTICA DE TEATRO

'Pagagnini'

Compañía: Yllana y Ara Malikian
Músicos: Ara Malikian, Thomas Potiron, Eduardo Ortega, Gartxot
Género: Música, humor
Escenario: Teatro Salón Cervantes de Alcalá de Henares
Fecha: Miércoles 29 de agosto de 2007

Amores platónicos, virtuosismo desenfadado, humor sin añadidos, silencio adornado con notas de violín. 'Pagagnini' no es un espectáculo al uso. Es posible que los puristas renieguen del atrevimiento acertado de Ara Malikian. El armenio-libanés prescinde del rigor que suelen llevar asociados los grandes tótems de la música clásica. Explora nuevos terrenos, se alía con el desenfreno teatral de Yllana y propone un cóctel compuesto a base de pinceladas de Sarasate, Pachelbel, Chopin, Mozart, Manuel de Falla o el propio Nicolo Paganini.

La música clásica se desprende de la seriedad que suele llevar asociada. La gestualidad y la comicidad, señas de identidad de Yllana, dominan el ritmo de una representación que transcurre sin pausa, envuelta en un ritmo rápido, vertiginoso, desenfrenado. No hay espacio para el elitismo. La barrera que separa a los iniciados de los neófitos se difumina hasta desaparecer por completo. Nada desentona en un tono correctamente hilvanado.

La puesta en escena de 'Pagagnini' cuenta con el sello de Yllana. Las palabras desaparecen por completo. Sonidos y gestos toman el relevo. Las composiciones originales se funden con la improvisación y la mezcla de estilos. El tango, el flamenco, el romanticismo francés y los sonidos contemporáneos de 'With or without you' se funden con la música clásica, que abandona la vitrina en la que muchos se empeñan en situarla.

Pero 'Pagagnini' no es una propuesta humorística revestida con los sonidos de un cuarteto de cuerda. Es un concierto elaborado, un recital de virtuosismo acompañado de guiños cómicos. El talento de Ara Malikian, eje conductor pero no exclusivo, encabeza un cuarteto del que también forman parte Thomas Potiron, Gartxot y Eduardo Ortega. Todos han asimilado la esencia de Yllana, la han aliñado con su capacidad musical y la han puesto al servicio de la calidad y la diversión.

'Pagagnini' propone una ingente dosis de entretenimiento, un resquicio de sensibilidad musical y un humor inteligente, salpicado por pequeños guiños populares. Nada que ver con otras propuestas cómicas que aparecen ocasionalmente en la cartelera. Sólo queda preguntarse cómo hubiera sonado este recital de cuerdas inspiradas en la atmósfera privilegiada del Huerto de los Leones.