domingo, 30 de abril de 2006

'HAMELIN'. Brutal

CRÍTICA DE TEATRO

'Hamelin'
Autor: Juan Mayorga
Dirección: Andrés Lima
Compañía: Animalario
Reparto: Alberto San Juan, Guillermo Toledo, Javier Gutiérrez, Roberto Álamo, Andrés Lima, Nathalie Poza y Nieve de Medina
Escenario: Teatro Moderno (Guadalajara). 30 de abril de 2006

'Hamelin' golpea fuerte, demasiado. El salto al drama de la compañía Animalario provoca asfixia por momentos, una angustia difícil de aguantar. Pasan las dos horas de función y la sensación de incomodidad permanece. 'Hamelin', intensísimo drama de efectividad brutal que aborda un tema difícil de tratar como la pederastia, no deja indiferente. Indaga en las partes más turbias de la sociedad. Esas de las que nadie quiere hablar, que no existen aunque se huela el hedor. Son esas cloacas apestosas por las que pululan miles de ratas. Como las que colocaron los actores de Animalario en el centro del escenario, espectadoras de palco durante toda la representación.
Palabras como familia, amor, justicia, infancia o periodismo aparecen pervertidas dentro del lenguaje fabricado por una obra mayúscula y con la única lacra de la insistencia en una trama secundaria, la de la psicopedagoga, perfectamente prescindible. Porque si a la puesta en escena casi siempre irreprochable de Animalario se le suma un reparto actoral impecable y se le añade un texto escrito por Juan Mayorga, el balance final deber ser, y lo es, ampliamente satisfactorio.

Lo de Mayorga es de escándalo
. Texto que lanza texto que convence. Con Animalario la relación es excelente. Ironizó sobre el poder en 'La boda de Alejandro y Ana', cautivó con el filosófico gorila albino de 'Últimas palabras de Copito de Nieve' y ahora dialoga con la cruda realidad en 'Hamelin'. Su teatro de ideas tiene un muestrario de virtudes envidiable. Gran parte de la culpa de la efectividad de este 'Hamelin' se debe a la construcción de un lenguaje juguetón, nada complaciente con el espectador, al que desafía constantemente, pero que no tiene dificultades para sacudir con violencia su conciencia.

Mayorga tomó como punto de partida el caso Raval de Barcelona para generar una historia que coquetea sin pudor con lo cinematográfico y lo literario. Animalario, en una sabia lectura del texto, lo presenta desnudo y sin artificios. Plantea una puesta en escena arriesgadísima. El decorado no existe y la iluminación es ínfima. La labor interpretativa es fiel al trabajo colectivo que pregona Animalario, con la brillante novedad de la aparición de un narrador, Andrés Lima, que ejerce de catalizador anímico de la historia.

Con esos mimbres se construye una obra que mira a la cara a la sociedad actual. Desciende a los infiernos y enseña sus miserias. Sin entrar a valorar ni a juzgar conductas, aspecto que se fía al espectador. Nadie sale bien parado de la batalla. Ni por arriba, el juez que asiste impertérrito al derrumbe de su familia, ni por abajo, con una frase que retumba en el vacío: "Nadie da nada por nada". Desasosegante como pocas, imprescindible como casi ninguna, 'Hamelin' es la última joya regalada por el talento de Mayorga y modelada por el sello Animalario.

jueves, 27 de abril de 2006

'AISLADOS'. Bendita modestia (****)

CRÍTICA DE CINE

(Hacía muchísimo tiempo que ninguna película conseguía hacerme reir por reir. 'Aislados', que realmente es un corto alargado hasta los 80 minutos, lo ha conseguido. Una película divertídisima, reconocible y sana. Una pena que no la proyecten en casi ningún cine).

Discuten sobre si el mus se podría considerar un deporte como lo es el ajedrez. A los políticos, a todos, les califican de "hijos de puta". En un brillante diálogo destripan ese cine elitista y social en el que nunca pasa nada y que suele provocar el éxtasis en la crítica. Divagan, vaguean, ríen, comen y, sobre todo, hablan. Son Adriá y Kike, dos amigos de la infancia, los protagonistas casi absolutos de 'Aislados', la segunda película del director ibicenco David Marqués.

¿Gamberrada con pretensiones o sano ejercicio estilístico? Tiene más de lo segundo que de lo primero este divertidísimo y refrescante trabajo, eficaz en la forma y resultón, mucho, en el fondo. Sin acción, trama ni nada que se le asemeje, Marqués edifica un esqueleto argumental sostenido por la química existente entre Adriá Collado y el sorprendente Eric Francés, auténtico sostén del film.

Rodada en seis días (se dice pronto), 'Aislados' habla y no para de los sueños perdidos de una generación que ha superado la treintena, de sus ilusiones rotas, de las chicas que se escapan, de deporte, de amistad sincera, de manías imprescindibles para ser considerado un 'friki' de verdad, sin buscarlo... En un inteligente cóctel combina con mesura instantes de reflexión con otros destinados a la relajación mental, hecho que se agradece. Marqués tiene la virtud de conseguir que el tedio, siempre amenazante en los guiones indulgentes con la palabra, no se apodere del ritmo de la película. Ha conseguido lo más difícil, transformar la modestia en virtud y crear unos héroes contemporáneos con los que es imposible no empatizar.

Sana diversión la que propone esta sencilla historia que en realidad no es más que un espejismo de dos vidas. 'Aislados' es un momento fugaz, un relato de amistad muy diferente a lo que se ve habitualmente en la pantalla grande. Es ágil, chispeante y mordaz. Es, definitivamente, genial. Bendita modestia e ingenuidad la que despliega esta película. Imprescindible.

martes, 25 de abril de 2006

'AZULOSCUROCASINEGRO'. Peleando con la vida (***)

CRÍTICA DE CINE

Se pone en funcionamiento 'AzulOscuroCasiNegro' en el momento en el que Daniel Sánchez-Arévalo dejó aparcado su multipremiado cortometraje 'Física II'. Este último trabajo, que descubría una mirada social un tanto diferente a lo habitual, es el punto de partida del debut de este prometedor, definición viciada por su uso, cineasta. Los protagonistas son los mismos diez años después, aunque la situación ha evolucionado hacia una vertiente pesimista. Sánchez-Arévalo plantea una historia que peca de poco creíble, ingenua tal vez, y poblada de criaturas peleadas con ese púgil imbatible que es la vida.

Trata el joven director a todos sus personajes con un irreprochable cariño, lo que hace que la película se encuentre más cerca de la comedia costumbrista que del desolador drama que amenaza al prólogo y al epílogo de la historia. Lo mejor de esta 'AzulOscuroCasiNegro', además de un eficaz plantel de intérpretes jóvenes, lo ofrece el huracán de sinceridad que despunta en cada uno de sus fotogramas. Se nota la mano firme de un creador que cree en lo que cuenta, que lo ha hecho suyo y que lo ha conducido hacía donde ha querido, alejado de cualquier roce con lo políticamente correcto. Demuestra Sánchez-Arevalo un firme pulso narrativo, sólo reprochable en algún aspecto, como sucede con el excesivo minutaje que dedica a la trama secundaria que tiene como núcleo al amigo del protagonista. Peca también la narración de unos giros argumentales excesivamente forzados, aunque imprescindibles para dotar de cierta tensión una historia de constantes desencuentros soltada a bocajarro.

A pesar de estas carencias, poco señaladas para tratarse de una 'opera prima', 'AzulOscuroCasiNegro' se confirma como una de las películas más agradables y con menos pretensiones que ha arrojado el depauperado cine español en el último lustro. Por encima de la media, sin duda.

martes, 18 de abril de 2006

'16 CALLES'. El ocaso de Willis (**)

CRÍTICA DE CINE

La visión de '16 calles' plantea una difícil disyuntiva. Película chapada a la antigua, western urbano colocado en una Nueva York multiétnica, su planteamiento mantiene a duras penas el equilibrio entre la eficacia narrativa y la decepcionante apuesta por los estereotipos que estructuran la industria actual del cine de acción. Los deplorables tres últimos minutos de la película terminan por desequilibrar el resultado final de un thriller fabricado para el lucimiento total de un irregular Bruce Willis y que por momentos roza el plagio, homenaje excesivo, con la mítica 'Ruta suicida' de Clint Eastwood.

No hay que buscar culpables de este déficit fílmico por el lado de la dirección. Richard Donner, autor de la vieja escuela ('Arma Letal', 'Superman'), no decepciona. Construye una trama ágil y nada disparatada, profundiza en los personajes principales y deja el sello de calidad en unas escenas de acción que prescinden de mecanismos ornamentales innecesarios, rodadas a la antigua usanza, aptas para nostálgicos de las películas de acción setenteras. Donner demuestra un estilo propio a la hora de manejar los resortes del thriller, esquivando, con agudeza y gracia en algún caso, lo predecible.

Aun así, '16 calles' es demasiado ligera y sencilla para los aficionados del género, una producción pequeña hecha con prisas, poco presupuesto y supeditada a su actor principal y a los valores supremos de la industria. Acusa la poca credibilidad de sus giros de guión y empieza a decaer con estrépito en cuanto vislumbra la cercanía del epílogo. Tiene el aliciente de ver en acción a un Bruce Willis desmejoradísimo para la ocasión, y de observar los primeros escarceos de un nuevo rapero metido a actor, el hiperactivo Mos Def, con una interpretación repleta de altibajos. Poco más, además de unos planos finales que sonrojarían a cualquiera, aporta esta intrascendente y trepidante a ratos '16 calles', cumplidora sin más en su faceta de reportar una hora y media de entretenimiento ligerito al espectador de turno.

martes, 11 de abril de 2006

'BIENVENIDO A CASA'. Quiero ser mayor (***)

CRÍTICA DE CINE

De la filmografía de David Trueba se pueden extraer constantes como unos diálogos cuidadosamente medidos, inteligentes e irónicos, el cariño del autor hacia sus personajes y una mirada entre amarga y dulce a la temática que aborda. 'Bienvenido a casa' es la cuarta bala que dispara el talento de David Trueba, una comedia tierna e inteligente, una película que bucea en los traumas que llegan en el tránsito de una agotada juventud a una forzada madurez. Lo que hace Trueba es capturar cinematográficamente, con un ojo clínico apabullante, este proceso a través de una pareja de teóricamente sólidos cimientos que la inesperada llamada de la descendencia hará tambalear.

Se fija este cineasta, con un cine extremadamente particular y arriesgado, en un joven inexperto parapetado detrás de una madre excesivamente protectora, intepretada por una desmesurada Concha Velasco. En el sorprendente Alejo Sauras, en compañía de la Pilar López de Ayala más sensual vista, cae el peso de una historia con altibajos y de gran metraje pero que no desmerece virtud de unos diálogos chispeantes, espontáneos y tan crudos como inocuos. En su viaje a la madurez, Sauras se rodea de un grupo de compañeros de trabajo francamente peculiar, componentes de una revista, escaparate que hospeda a esta fauna. El director, licenciado en Periodismo, salda cuentas con una profesión que le queda lejana. Cae en brutales tópicos, aunque sale airoso gracias a la sólida composición de sus personajes que realizan Juan Echanove, un crítico de cine invidente, Javivi, fracasado crítico musical aspirante perpetuo a cantautor y, sobre todo, Jorge Sanz, resabiado periodista deportivo en un papel ajustado a sus dotes.

Trueba disfruta con ellos y hace disfrutar al espectador con una película refrescante y contundente. En todo momento manifiesta ternura hacia cada uno de los hilarantes personajes que pueblan esta 'Bienvenido a casa'. Le cuesta mil horrores cerrar la película, mal eterno del cine español, pero consigue un trabajo muy por encima de la media de lo que lanza habitualmente la industria nacional.

domingo, 9 de abril de 2006

'PAN CON PAN'. Desheredados

CRÍTICA DE TEATRO

'Pan con pan'
Compañía: Zanguango Teatro
Autoría: Zanguango Teatro
Dirección: Miguel Muñoz
Escenario: Teatro Buero Vallejo (Guadalajara). 8 de abril de 2006

Demoledora. 'Pan con pan' es una sutil, convencida y convincente muestra de teatro comprometido y transgresor. Una pieza arriesgada y con personalidad propia, con una carga dramática hábilmente escondida debajo de una fina capa de humor poco complaciente. De la ajustada dirección de Miguel Muñoz y del trabajo equilibrado de un reparto que huye de los excesos interpretativos, esos en los que es tan fácil caer, emerge una obra poderosa, desoladora y nunca indiferente.

Ha partido la compañía Zanguango de un criterio colectivo para crear esta rodadísima 'Pan con pan' que se disfrutó en el Buero Vallejo. Se notan mil matices, opiniones varias y las discusiones de fondo propias de toda labor creativa, en una puesta en escena en la que todo, hasta la frase más desconcertante del texto, parece medido milimétricamente.

El 'Pan con pan' de los salmantinos Zanguango se afana en retratar el catálogo de circunstancias que rodean a la mendicidad. Cuatro desheradados de la vida, escombros de una sociedad de la que en ningún momento se quejan, componen sucesivas estampas que alternan con fluidez triste reflexión con carcajadas. El teatro de Zanguango es directo y polivalente. En 'Pan con pan' hay alegría y depresión, surrealismo y realidad, mentira y verdad. Vida en definitiva. Y todo en una función magníficamente orquestada y culminada con una sonora bofetada, con una canción, la de los desposeídos totales, entonada a coro y sin decoro –con los pantalones bajados– por unos seres que no se avergüenzan de lo que son.

En una de sus últimas obras Eduardo Punset juega con la idea, ilusoria para muchos, de la felicidad absoluta. En un capítulo aborda la imperiosa necesidad del ser humano de buscar ese concepto a base de construir una vida ajena a la realidad. Los cuatro protagonistas de 'Pan con pan' así lo hacen. Como tantos otros fuera del teatro. Quizás por eso, esa sensación de cercanía es al mismo tiempo tierna y temible.

domingo, 2 de abril de 2006

'¡QUÉ PELO MÁS GUAY'. De culto

CRÍTICA DE TEATRO

'¡Qué pelo más guay!'
Compañía: Sexpeare
Creación: Sexpeare
Intérpretes: Rulo Pardo y Santiago Molero
Escenario: Teatro Moderno (Guadalajara). 1 de abril de 2006

Sexpeare es sinónimo de transgresión, disparate, insolencia y desparpajo. Cada uno de los montajes que dispara esta compañía madrileña, ejecutados con eficacia por Santiago Molero y Rulo Pardo, coge esos elementos, los mezcla y los suelta sobre el escenario. El resultado son obras como '¡Qué pelo más guay!', surrealista crónica humorística de las peripecias de Eddie y Fran, dos macarras de estética setentera, representantes perpetuos de la derrota que depositan todas sus esperanzas de futuro en una juguetona maleta blanca en polvo.

Como en la hilarante y superior 'H. El pequeño niño obeso...', el argumento poco importa. El caos y el surrealismo se apoderan de la escena desde el segundo inicial. El resto es un cúmulo de piezas vibrantes y ágiles en las que la acción se superpone en mil planos temporales creando una laberíntica trama de evidentes reminiscencias televisivas y cinematográficas, tan del gusto siempre de Sexpeare. Ahora es ahora, ahora es antes, antes es después y así sucesivamente.
Molero y Pardo, compañeros de mil fatigas, improvisan, juegan con sus papeles, se salen del montaje y regresan cuando las circunstancias lo requieren. El teatro que practican exige una reciprocidad elevada con el público, plasmada en forma de carcajadas. Todo gira en función de Molero y Pardo, la escenografía, el vestuario, el 'atrezzo', los innumerables personajes que construyen, los guiños que aparecen de improviso...

Es esta intrascendente, radiante, escatológica y deliciosa '¡Qué pelo más guay!', en definitiva, un homenaje en toda regla al teatro humorístico sano y agradable y al mismo tiempo a una época, los 70, que ha calado en los componentes de Sexpeare, que se mueven con locura al ritmo de una alucinógena banda sonora compuesta por los Doors.

sábado, 1 de abril de 2006

'EL ENFERMO IMAGINARIO'. Histriónico mal

CRÍTICA DE TEATRO

'El enfermo imaginario'
Autor: Molière
Compañía: Morboria
Dirección y adaptación: Eva del Palacio
Reparto: Fernando Aguado, Eva del Palacio, Harold Zuñiga, Pedro Olivera, Ingrid López
Escenario: Teatro Buero Vallejo (Guadalajara). 1 de abril de 2006

Hace gala la compañía Morboria de un gusto delicado y placentero a la hora de aderezar sus espectáculos. Su fuerte es la caracterización de los personajes, el vestuario que les proporciona y el imaginario visual que confecciona, con una perpetua presencia de máscaras y con un uso descarado de la gama de colores en su mayor abanico de posibilidades.

'El enfermo imaginario', recién salida de la factoría, apenas sin rodaje, goza de las excelencias del sello Morboria. Es un espectáculo delicioso para los ojos, una explosión de originalidad que se traslada con eficacia a un desarrollo que, superando las dos horas, no cae en el tedio y fluye ligero y suave, al contrario de la decepcionante 'El lindo don Diego', con la que Morboria participó el año pasado en este Certamen Nacional de Teatro 'Arcipreste de Hita'.

Incrementa la valía de la expresividad formal de este 'El enfermo imaginario', clásico donde los haya, la adaptación que ha hecho Eva del Palacio. Demasiado actual para los puristas, para los que puede resultar desalentadora, Del Palacio, resultona Toñita en el escenario, ha optado por el histrionismo absoluto como eje vertebrador de la función. Se ha tomado tantas licencias en esta versión que alguna desentona en exceso, como el tramo musical con romanticismo de pego de fondo, con una desafortunadísima irrupción lírica del presente (Camilo Sesto) en boca de uno de los intérpretes.

Ligeras manchas al margen, maneja este 'El enfermo imaginario' un muestrario de virtudes apreciables. Derrochó Molière parte de sus fobias en el tramo final de su vida, momento en el que surgieron sus piezas más conseguidas, como la que da vida a esta representación. Morboria se ha centrado en el aspecto más intrascendente y sencillo de este texto, aparcando la ironía y la crítica tan habitual de Molière, para dar rienda suelta a sus instintos más sugerentes. El brillante epílogo, festival de imaginación y versatilidad escénica, huracán apabullante de emociones, resume a la perfección el desarrollo de una función tan histriónica como divertida.

ADRIEN BRODY EN MATARRUBIA (Guadalajara)

CRÓNICA DE LO INEXPLICABLE

Adrien Brody se esconde de nada. O a lo mejor sí tiene motivos para mostrar su lado más divo. En vivo y en directo es ágil como una anguila, hudizo como sólo saben serlo esas personas que viven estigmatizadas por la compañía indeseable de los reporteros de la prensa rosa, citados a la puerta de su caravana desde primera hora de la tarde. Adrien Brody, su sombra, su rastro debajo de unas sombrillas utilizadas a modo de escondite, se paseó por unas horas por Matarrubia, pueblecito de la provincia de Guadalajara, a escasa media hora en coche de la capital. Estuve unas cuantas horas por allí, muriéndome de hambre y quejándome en silencio de mi desdicha, alejando la posibilidad de un reencuentro esperado. ¿Por qué empezó el rodaje de 'Manolete' el día en el que más me estorbaba por mil razones? Seis horas por Matarrubia para ver cinco segundos, a destellos, a Adrien Brody. No se dejaba contemplar el actor por nadie. Ni siquiera por los sorprendidos y veteranos vecinos del pueblo, que rompieron por un día su habitual sosiego ante la invasión de furgonetas, camiones y coches de lujo que tomaron la plaza y alrededores. Alguno se enfadó ante ciertas conductas de prepotencia de estos peculiares visitantes, tan comunes siempre en los snobistas rodajes cinematográficos. Pero la reacción que predominó fue la de sorpresa, mucha, y curiosidad, poca. Desde su caravana, agazapado y sin dejarse ver, Adrien Brody recolocó en el mapa a Matarrubia, un municipio hermosísimo aunque aquejado del mal de la despoblación rural. Al estadounidense, reclamo reivindicativo de primera, se le vio por los escenarios montados desde hace una semana por los operarios, en los que rodó un pequeño muestrario de escenas de la niñez del torero Manolete, con flash-backs que obligaban a su aparición. Estrella de Hollywood, su glamour compitió con la humildad de el Demetrio, el Felipe, el insólito fotógrafo Pedro o la Conce. Dicen que Adrien Brody y el equipo de 'Manolete' volverán a Matarrubia. A lo mejor con la incorporación de Penélope Cruz y Juan Echanove. Aunque sólo sea por repetir la sabrosa tortilla de patatas marca de la casa que me zampé, regalo a cambio de nada de una persona ilusionada, regresaré.
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