lunes, 12 de enero de 2009

'ARIZONA'. Vacaciones en la frontera


'Arizona'

Autor y dirección: Juan Carlos Rubio
Reparto: Aurora Sánchez, Alberto Delgado
Compañía: Mutis Producciones
Escenario: Corral de Comedias (Alcalá de Henares). 10 de enero de 2009

Llevan un rifle de cazador y prismáticos ochenteros. Juegan al golf, aunque su ‘handicap’ no suele destacar. El empleo de la gorra es imprescindible y en su vestuario tampoco faltan el chaleco en el que guardan los dedales para ir a pescar y la camiseta con el logotipo de la universidad. Hecha la composición, la imaginación responde al instante con la imagen del típico dominguero enfermo de estupidez y henchido de orgullo al escuchar el himno de las barras y las estrellas Si encima, como es en este caso, se le bautiza como George, las piezas encajan. Así queda dibujado el perfil de los ‘Minute Man’ según Juan Carlos Rubio, autor y director de ‘Arizona’. Cuando todos pueden llevar rifle, y en el estado de Arizona la ley así lo indica, las distancias se estrechan y se difuminan, en detrimento de los estereotipos caricaturescos. Y ‘Arizona’ se ha quedado pegada a esos arquetipos, instalada en una lectura superficial que deja reducido al mínimo su impacto. Al nivel del entretenimiento, si así lo desea el espectador.

El asunto de los ‘Minute Man’, entidad que organiza patrullas fronterizas compuestas por voluntariosos civiles que operan entre los límites de Arizona (Estados Unidos) y México para avisar de cualquier sospecha de inmigración ilegal, no es nuevo como contenido artístico. El cortometrajista vasco Jon Garaño ya lo abordó con brillantez en ‘On the line’ (2007). El cineasta comprimía un argumento similar al de ‘Arizona’ en una docena de minutos. El montaje teatral necesita multiplicar por seis ese tiempo para quedarse en la misma casilla de inicio, dejando un surtido de opiniones demasiadas francas y sin espacio para la discusión. La clave ya la da el género, cercano al documental en el caso del cortometraje, tragicómico sobre las tablas. Una elección que en la puesta de escena de esta humilde producción se revela como un error, puesto que los protagonistas, uno de los afiliados a los ‘Minute Man’ y su esposa, pierden toda credibilidad al estar diseñados desde los extremos. Conductas casi enfermizas y robóticas que despojan de verismo a un tema que podría resultar francamente interesante.

Otro caso es el ritmo de la función, que en el tramo intermedio alcanza picos de máxima efectividad. Rubio aprovecha toda una gama de elementos sonoros para enriquecerlo, como la banda sonora para melómanos que sale del dial de un aparato de radio. El problema no se debe buscar en ese frente y si desde la trinchera del texto, débil por el lado cómico y cuya vertiente trágica, sintetizada en el desenlace, apenas hace mella. El único humor recuperable se deja en manos de la interpretación de Aurora Sánchez. Defiende lo mejor que puede, al igual que Alberto Delgado, un texto vaporoso e inestable, el mayor inconveniente a una obra que, por otro lado, satisface en el plano estético. El director gana por goleada en esta ocasión al autor.

De tratar por encima el asunto de la inmigración ilegal, ‘Arizona’ derrapa hasta llegar instalarse en una parcela imprevista, la de la locura irracional, al estilo ‘El resplandor’ de Stanley Kubrick. Un cambio de objetivo que coloca en un primer plano otro asunto demoledor que se lee por encima, el machismo retrógrado y la dependencia emocional. Todo en un mismo personaje, ese fanático de una pieza llamado George, cuyo conflicto interior, más allá de las molestias que le causa su despistadísima esposa, está lejos de ser material consistente. Poco importa que sea ‘Minute Man’ o no, lo único que vale y que demuestra es su infame habilidad con el gatillo de ese rifle que comparte hogar con los palos de golf.

No hay comentarios: