lunes, 29 de diciembre de 2008

CINCO INICIAL 'Mi viejo baúl' 2008

Top 5 Teatro 'Mi viejo baúl' 2008:

1. ‘Molly Sweeney’ (Brian Fiel): Dirección escénica en estado de gracia, interpretaciones de peso y un texto complejo e iluminador, con tanta altura poética como envergadura simbólica. ‘Molly Sweeney’ late con fuerza desde el primer al último parpadeo. Nuevo regalo de la Guindalera hecho desde la intimidad. Que no se corra la voz, que siga siendo un refugio escondido para los aficionados al teatro hecho a base de verdad.

2. ‘Carnaval’ (Jordi Galcerán): Jordi Galcerán deja a un lado los complejos y se atreve con un ‘thriller’, teatro de género confiado al buen hacer en la dirección de Tazmin Townsend. Perfume cinematográfico el proyectado por esta angustiosa carrera contrarreloj por salvar la vida de un niño en el que el autor de ‘El método Grönholm’ pone manifiesto la modélica arquitectura de cada uno de sus textos. El terror que nace del miedo a lo desconocido y la violencia sometida a la sinrazón gana por poco al suspense. Reflexión aparte para un desenlace enredado en una trampa y abocado a la posterior discusión y a una definitiva controversia.

3. ‘Après moi, le deluge’ (Lluïsa Cunillé): Conversación a dos mantenida en un escenario cerrado, la habitación de un hotel de lujo. Con tan contados mimbres, Carlota Subirós sacó todo el rendimiento posible al texto de Lluïsa Cunillé, escaparate de las miserias del continente maldito. Occidente sonríe mientras África muere. Flechas envenenadas lanzadas desde las pestilentes cloacas de Kinshasa que se van clavando en el alma de dos personajes corrompidos por el pasado y el cinismo. Con sus defectos, un texto y un montaje necesarios.

4. ‘La tortuga de Darwin’ (Juan Mayorga): Sin ser de lo mejor de Juan Mayorga, una obra que dignifica el devaluado concepto de teatro comercial. La consagración definitiva de Carmen Machi, que carga a la espalda con el pesado caparazón de una tortuga bicentenaria y con el tonelaje total de un artefacto maravillosamente ensamblado por la pericia de Ernesto Caballero. Todos los elogios por inventar a una interpretación para enmarcar, virtud a la que añadir la capacidad probada que poseen los textos de Mayorga para inquietar, entretener y hacer reflexionar.

5. ‘Kampillo o el corazón de las piedras’ (Pepe Ortega): El último aliento de la Sala Ítaca antes de quedar sepultada por el papeleo burocrático. Teatro duro de mascar, un laberinto de emociones que pone complicado el hallazgo de la salida, un cara a cara con el espectador que no huye de asuntos habitualmente intocables –el terrorismo y la reinserción- y enseña con fino humor y heroísmo de bajos fondos qué hacer con esas heridas del pasado que no cicatrizan.

Mención especial: Roberto Álamo, por ‘Urtain’ (Animalario), un montaje que se quedaría semivacío sin su descomunal interpretación.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Molly Sweeney es la mejor obra de la temporada, sí que sí se corra la voz, que nadie se la pierda

Anónimo dijo...

Es lo que buscaba expresar sin decirlo. La obra es una maravilla, un sistema en el que todo encaja.

Un saludo