miércoles, 9 de abril de 2008

'PARKING 2'. Segunda planta completa (**)

CRÍTICA DE CINE

'Parking 2' (Frank Kalfhoun. Francia, 2008)

Rueda ‘Parking 2' bajo una de las fórmulas más manoseadas del cine de terror: psicópata solitario con peligrosa tendencia al romanticismo de cena de mercadillo persigue a jovenzuela, cuanto más espectacular mejor, ingenua y desprevenida. Le distingue del resto de mercancía el escenario en el que está enclavada esta claustrofóbica ópera prima firmada por Frank Khalfoun, un aparcamiento de cuatro plantas asignado a los empleados de las oficinas de un rascacielos de una ciudad estadounidense. Es el envoltorio, bien trabajado, que luce un largometraje sujetado por un par de actores, una trama efectista y sencilla y un desarrollo que avanza a tirones y que se derrumba tras un excelente cuarto de hora inicial.

Decepciona a nivel general, porque no puede ser de otra manera cuando tras los títulos de crédito uno se topa con Alexandre Aja. El responsable de la truculenta y efectiva ‘Alta tensión' y del febril remake de ‘Las colinas tienen ojos' apadrina al citado Khalfoun, produciendo y colaborando en la escritura del guión. La mano de Aja se intuye esos instantes hemoglobínicos que se desatan con fiereza superado el intermedio. La cosecha ‘gore' incluye una de las escenas más brutales de lo que se lleva de temporada, un reiterado atropello que deja en simples menudencias otras atrocidades tales como un apuñalamiento ocular.

Esos arrebatos puntuales de violencia tratan de tapar las grandes carencias de un proyecto condenado al olvido instantáneo y que no aporta novedad alguna, si acaso la constatación de la rojiza forma de entender el terror que posee Aja. Es tal la simpleza de ‘Parking 2' -no es una secuela, contraindicando al título- que lo único consistente es la localización. Genera más miedo esa oscuridad en la que se introducen las cuatro plantas del subterráneo que el ritual macabro del escondite al que juegan pirado y víctima. Lo demás son artificios pirotécnicos poco peligrosos, muy espesos dentro de un planteamiento muy previsible. El psicópata dibujado por Wes Bentley, que no levanta cabeza tras el papelón de ‘American Beauty', provoca más ternura que otra cosa, que no es lo buscado. Justificar sus actos, como se apunta en una línea argumental olvidada al instante, por la soledad impuesta por una profesión, suena excesivo, aunque comprensible si se analiza detalladamente. Rachel Nichols tampoco se luce en un papel poco nítido y por extensión difícilmente evaluable.

Señalados los inconvenientes, es justo destacar la buena factura técnica que a nivel general presenta el filme -nada chirría globalmente-, el formidable prólogo y esos truculentos golpes de efecto que agrandan la tensión. Todo por debajo del verdadero hallazgo de ‘Parking 2', un subterráneo como escenario que alimenta temores muy reales, porque, ¿quién no ha sentido mieedo alguna vez mientras buscaba su coche en un aparcamiento sumido en la oscuridad?

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