martes, 4 de diciembre de 2007

QUIQUE GONZÁLEZ. 'Avería y rendición &7'

CRÍTICA DE DISCO

No hay en la actualidad en este país, tan proclive a la fórmula estandarizada, un músico con mayor capacidad de sorpresa que Quique González. Cada disco del madrileño supone dos pasos al frente en vez de uno, un avance estilístico gigantesco. Si hace unos años, en la era ‘Salitre 48’, uno escuchase ‘Vete con cuidado’, el atrevido tema que cierra ‘Avería y Rendición #7’, casi nueve minutos de orquestación solemne que giran como una noria sin destino fijo, lo fácil sería pensar que lo cantan dos artistas diferentes.

La evolución está llevando a Quique González a horizontes insospechados, a militar en una categoría inaccesible a la mayoría de talentos puros, raza escasa, que militan en el rock de autor cantado en castellano. ‘Avería y rendición #7’ es, en ese sentido, la consagración definitiva del madrileño en su papel de ‘songwriter’ a la antigua usanza, un disco mayúsculo, con cientos de carreteras secundarias que conviene recorrer a poca velocidad, rock adulto, más propio de un sesentón de carrera desgastado que de un tipo que supera por poco la treintena. Reconocible por el cuidado tratamiento de las letras y la elección temática –la losa de ‘La noche americana’, fallido intento de disco conceptual– para el seguidor de los inicios y seductor de tratarse de un primer acercamiento.

Por fin se puede proclamar en voz alta. Con ‘Avería y Rendición #7’, González ha dejado de ser el mejor escritor de canciones que prácticamente nadie conocía, cediendo el puesto a Carlos Chaouen. Que se olviden en buscar semejanzas y comparaciones. Quique se reinventa en cada disco, sin temor a caer al vacío. Libre de ataduras, ha reunido una colección de canciones que vuelan libres, a su gusto, por vez primera sin la producción de Carlos Raya, en otros menesteres creativos. Los apuntes literarios apenas mutan: chicas, bares de aeropuerto, soledad y un pellizco de malditismo, con atisbos cabareteros como ‘Lady Drama’ ya señalados en el pasado (‘Superman’). Sí gana en diversidad acústica. ‘Nos invaden los rusos’ es posiblemente una de las mejores baladas dramáticas de su repertorio y ‘Avería y rendición’ una declaración de intenciones que sale de una unión –Leiva– que se vislumbra como fábrica de temas que conquistan sin coqueteo previo.

Atado un público incondicional, limados los errores –esa cuenta bancaria al estilo ONG– y abierto un camino propio, Quique González sigue subiendo peldaños en su escalada al olimpo de la musica en castellano. Auténtico y natural, no un producto de época carente de personalidad.

1 comentario:

SOLEDAD dijo...

Llegue a tu blog desde un espacio dedicado a Benet. Y justo aquí encuentro a GG, que posiblemente sea de mis músicos favoritos actuales.
Esperaré a ver si también haces una crítica del nuevo disco de Quique.
Si a eso juntamos que también compartimos profesión y año de nacimiento.