martes, 4 de septiembre de 2007

ROSENDO. La vieja escuela

Rosendo
Género: Rock
Escenario: Huerta del Obispo de Alcalá de Henares
Fecha: Jueves 29 de agosto de 2007

Rock sin concesiones, sin alardes estéticos ni parafernalia innecesaria, desvestido de ambiciones desmesuradas. Música a flor de piel, en contacto con el público, que la puede acariciar, sentir y hacer propia. Un bajo, un batería y él, la guitarra, la voz del anónimo, Rosendo. A estas alturas, nada tiene que demostrar el carabanchelero, una institución y un símbolo intergeneracional del rock en castellano.
Sale sin esa presión de agradar a toda costa, guitarrea como en los viejos tiempos, critica sin piedad el sistema que edifica la sociedad. Al ciudadano anónimo no le cuesta identificarse con un tipo tan llano y cercano como Rosendo, que lleva hasta la música y las letras este patrón de conducta. Poesía de barrio madrileño, alaridos furiosos de la acera, un ejemplo de vieja escuela que envejece con dignidad, sin dar un paso atrás, sin ceder en el pulso con lo comercial.
Si el tiempo transcurrido ha servido para algo, ha sido para incrementar su grado de cabreo contra lo que le rodea. Las canciones de su último trabajo, el combativo 'El endémico embustero y el incauto pertinaz', siguen esa línea. En Alcalá de Henares fue desplegando las composiciones de este trabajo, enlazándolas sin interrupción en el tramo intermedio de la velada. La autenticidad legitima a Rosendo.
Emergiendo de su voz, temas como 'Harto', 'Date por disimulao' y 'Una duda razonable' se clavan en la conciencia. Descargas adrenalíticas y a máxima velocidad, a tanta, que en su primera hora, el concierto, mecido por un viento obstinado, superaba la quincena de composiciones. Del arranque al epílogo, Rosendo elaboró desde la seriedad una línea recta, sin altibajos, con mano firme.
Lo comentado, rock directo, al grano, desde el inspirado inicio de 'Agradecido' hasta el reventón final. Entre medias, un atracón de melodías más corrosivas que nunca, ninguna impostura y muchas canciones. Una buena dosis de saber estar sobre el escenario, oficio y rimas, realidad y guitarras. Rosendo en estado puro.

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