domingo, 17 de junio de 2007

'EL SÍ DE LAS NIÑAS'. Fiel y amable

CRÍTICA DE TEATRO

'El sí de las niñas'
Autor: Leandro Fernández de Moratín
Dirección: Vicente Genovés
Producción: Teatres de la Generalitat
Reparto: Manuel de Blas, Álvaro de la Puerta, Paula Errando, Cesca Salazar, Reyes Ruiz, Ferrán Gadea, José Montesinos
Escenario: Teatro Cervantes (Alcalá de Henares). 16 de junio de 2007

No es fácil que un texto teatral sepa envejecer ganando en serenidad y prestigio. La estrecha vinculación con su época supone, en no pocas ocasiones, un obstáculo difícil de sortear. Especialmente complicado lo tiene el género cómico, disciplina que no siempre logra conectar con una mentalidad alejada de sus coordenadas espaciales y temporales.
Parcialmente ajena a estos impedimentos se encuentra 'El sí de las niñas', pieza neoclásica que conserva su humor original, aderezado con una dosis crítica algo edulcorada por el paso de los años. Leandro Fernández de Moratín facturó la que se convertiría en su obra más recordada a base de padres autoritarios, matrimonios de conveniencia, muchachitas sumisas y una buena dosis de pasiones juveniles. El resultado de la fusión fue una pieza de prosa accesible, a medio camino entre la comicidad y la reflexión.
Dos siglos después de su creación, Teatres de la Generalitat Valenciana presenta una versión amable y fiel de la obra de Moratín. La propuesta de Teatres huye de la experimentación y opta por una puesta en escena sobria, construida sobre la base de la interpretación. No es el objetivo de Vicente Genovés, director del montaje, realizar una relectura personal de 'El sí de las niñas'. Tampoco pretende introducir elementos innovadores, ni sorprender a quien haya leído el texto original. Su finalidad se limita a llevar a las tablas un espectáculo de calidad, marcado por el rigor que caracteriza a la compañía.
Manuel de Blas cumple sobradamente en su papel de Don Diego, entrañable anciano gruñón, profundamente agradecido desde el punto de vista interpretativo. El resto del reparto funciona sin fisuras para poner en escena un elenco de personajes estereotipados, tipos universales que sostienen el desarrollo de una trama marcada por el máximo respeto a la regla de las tres unidades.
'El sí de las niñas' pudo ser en su momento una pieza atrevida, defensora de la capacidad de decisión de la mujer y contraria a los matrimonios de conveniencia, tan comunes en el XVIII. Es indudable que su fuerza crítica ha ido disminuyendo con el paso de los tiempos, quedando reducida a una agradable reflexión sobre el miedo a la soledad y la fuerza avasalladora del amor. No hay que buscar ninguna intencionalidad reivindicativa en la representación de Teatres, pero sí se puede encontrar una obra correctamente edificada, de fácil acceso y atractiva contemplación. Una reconfortante parada entre la avalancha creativa del Siglo de Oro y la dramaturgia contemporánea.
(MM)

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