domingo, 8 de abril de 2007

'CARTAS DESDE IWO JIMA'. Lírica y guerra (****)

CRÍTICA DE CINE

Americanos o japoneses, qué mas da. El sinsentido de la guerra plasmado desde los dos bandos, atrapado con mayor verosimilitud, densidad y desgarro en la versión nipona, pone la rúbrica como mensaje final al brillante díptico sobre la batalla de Iwo Jima firmado por Clint Eastwood. Si algo ha demostrado el norteamericano a lo largo de las dos películas, además de una honestidad fuera de lo común, es que poco importan los colores de las banderas, el idioma que se hable en las trincheras, las tácticas, jerarquías militares y demás disquisiciones propias de la realidad bélica. Colocar en un mismo nivel y otorgar un trato equivalente al enemigo que fue Japón hace seis décadas vale más de lo que parece en estos tiempos, y más al vivir rodeado del imperialismo del que hace gala la Administración Bush en materia de política exterior. Hay, en esa línea, un par de escenas en 'Cartas desde Iwo' Jima sencillamente sublimes.
En 'Cartas desde Iwo Jima', sí, una auténtica obra maestra, hay más posibilidades de ver el talento de Eastwood que en 'Banderas de nuestros padres'. Aquí el escenario se reduce a la mínima expresión, no se abusa de los combates que tanto lucen en pantalla y los 'flashback', necesarios, no atenúan la tensión. Vuelve el Eastwood que narra a la perfección las decisiones heroicas de la gente corriente, el de las frases sencillas en los momentos difíciles, el de la calma y la reflexión, el que se mueve mejor que nadie en la intimidad.
Abunda la oscuridad intermitente en esos túneles que cavaron los soldados japoneses en Iwo Jima para defenderse de la apabullante superioridad norteamericana. Es en ese ambiente donde mejor letra exhiben las conmovedoras historias que agrupa 'Cartas desde Iwo Jima'. Emoción, personajes tratados con profundidad y mucha dureza, casi brutalidad, necesaria para la misión que se ha autoimpuesto un director ya imprescindible. No será fácil encontrar en su filmografía una escena, aislada dentro del conjunto, con tanta violencia explícita como el suicidio colectivo de una unidad japonesa, en contraste con la soterrada que late en el resto del metraje.
Cine de verdad, poesía en medio del fragor de la guerra, superior a las excelencias de la irregular 'Banderas de nuestros padres'. Pasará tiempo hasta que alguien aborde con tanta singularidad y deferencia un episodio como el acaecido en Iwo Jima.

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