miércoles, 21 de marzo de 2007

'CONCURSANTE'. Con mucho crédito (***)

CRÍTICA DE CINE

Trasgresor por principios y hechos, el gallego Rodrigo Cortes ha vertebrado su ópera prima alrededor del andamiaje financiero que sujeta el sistema económico de un país supuestamente civilizado. Aquí la víctima de bancos, asesores fiscales y programadores televisivos es un humilde profesor universitario de Historia de la Economía que ve alterada su rutina al ganar el mayor premio otorgado por un concurso, tasado en 500 millones de pesetas, nada de euros.
Narrada en primera persona, 'Concursante' va desmontando con rigor y meticulosidad cuanto tópico relacionado con el dinero y la felicidad, juntos o separados, se le pone por delante. A buen ritmo y sin perder tensión narrativa, logro de un montaje eficaz que plantea continuos saltos temporales y que ofrece una estética sumamente radical, igual que la propia forma de tratar el tema que le corresponde, ‘Concursante’ se erige como una dura diatriba contra las instituciones financieras, historia antisistema elaborada con la honestidad de quien no se cree en posesión de la verdad.
Coexisten en ella sin apenas traumas comedia y terror sociológico, un punto más a favor de un proyecto que confirma que se pueden contar situaciones profundas sin renunciar al entretenimiento. Caricatura y realismo se funden en una narración vigorosa y fluida, con dos grandes momentos que merecen ser rescatados del conjunto. El primero es esa charla cómplice, maestro y discípulo, en la que Chete Lera expone metafóricamente y con una claridad que denota talento en la escritura del guión las bases de la supervivencia económica de los mortales, en manos del negocio de los bancos. Para el segundo hay que esperar un poco más. Es el derrumbe físico y moral del protagonista, irreprochable Leonardo Sbaraglia, encadenando escenas de elevada densidad tragicómica.
Un debut prometedor, interesante y opuesto a lo habitual el de Rodrigo Cortés, recompensado por la crítica en el Festival de Cine de Málaga. Aunque tal y como anda el patio, no es complicado aventurar un inestable recorrido en taquilla para un trabajo tan radical, tanto en su propuesta formal como en su contestatario contenido. Un aviso, huyan de la pantalla aquellos que sólo sueñen amasar dinero y aparentar socialmente creando un escaparate virtual de lujos inaccesibles para el ciudadano sin pretensiones. No podrán evitar sentir una desproporcionada sensación de ridículo por defender semejantes postulados ‘intelectuales’.

No hay comentarios: