jueves, 18 de enero de 2007

'LAS MUJERES SABIAS'. Humor sin añadidos

CRÍTICA DE TEATRO

'Las mujeres sabias'
Autor: Molière
Adaptación: Fernando Romo y Ángel Facio
Compañía: Fuegos Fatuos
Dirección: Fernando Romo
Escenario: Teatro Moderno (Guadalajara). 19 de enero

Casi cuatro siglos después de su estancia en la vida, a Molière se le sigue recordando sin cesar por el legado escénico que dejó. Abundante y de indiscutible calidad, su obra, pura orfebrería, ha sido resituada, reubicada y exprimida al gusto de la compañía de turno. Habitual es ver en los últimos años tropelías grotescas sobre piezas del célebre dramaturgo, la primacía del todo vale. Laboratorios de pruebas muy alejados del espíritu real que contribuyó a la creación de textos de enorme sutilidad y con tan variadas ramificaciones sociales. Faenas de aliño distantes a las intenciones complejas de 'El misántropo' o 'El avaro', por colocar un par de ejemplos. En sentido contrario han florecido montajes de los que el francés probablemente se sentiría orgulloso. No habría que recurrir para ello a esa trampa tan de moda de trasladar imaginariamente el pensamiento del dramaturgo a la actualidad, un juego absurdo e incoherente.
El Molière que aborda con sumo entusiasmo la compañía de Guadalajara Fuegos Fatuos se ajusta mejor a esta segunda definición. 'Las mujeres sabias' no es un montaje sobresaliente ni descollante, aunque sí puede impartir sin aparente esfuerzo lecciones en cuanto a frescura y desparpajo. Hay una atmósfera cálida y envolvente, sostenida con aplomo y sin dificultades por una puesta en escena sencilla, dos planos y cinco puertas, perfecta para las dimensiones del Moderno. Y no faltan amagos, cierto que suaves, de crítica social, con una carga de irreverencia en la que se nota el bolígrafo de Fernando Romo, un autor de público.
Se debe subrayar irreverencia, que no provocación. Porque a estas alturas, es imposible alterar a la sociedad con los tibios soplidos verbales de 'Las mujeres sabias', dirigidos a la hipocresía de las altas clases sociales. El resultado es un Molière ingenuo y más cómico que ácido, con poco material para la reflexión y sin carga dramática en la que hurgar, sin capacidad para dejar una huella firme. Buscado o no, así ha quedado el trabajo de Fuegos Fatuos.
'Las mujeres sabias', escrita por un Molière casi en agonía, es un texto menor comparado con 'El misántropo' o 'El enfermo imaginario'. Del grupo, probablemente, el que peor ha soportado el paso del tiempo. En manos de Fuegos Fatuos crece en virtud de las características de la compañía. Una de sus bazas más fuertes es la labor interpretativa, un ejemplar ejercicio coral. Actores, la mayoría con mucho oficio, que saben lo que se traen entre manos. Solidez es el término. La energía que desplegaron, con asterisco de regalo para una Lidia Palazuelos pletórica y para César Maroto, fue devuelta por el público envuelta en aplausos.
Una idea interesante de cálida acogida fue la de otorgar a Maroto un papel de acotador-narrador en el que se desenvolvió a la mil maravillas. El núcleo de la trama, una colección de enredos de peso ligero, se movió al vaivén de sus intervenciones, ganando intensidad conforme avanzaba la historia tras un arranque un tanto templado.
El costumbrismo tan habitual en Fuegos Fatuos no faltó a la cita, al igual que esa apuesta, a rafágas, de hermanamiento con el cine mudo. Es meritorio, además del simpático uso de la banda sonora, ese trallazo final de entradas y salidas, disparate mesurado bien planteado por un experto en estas lides como Romo. De los diálogos salían entretenidas chispas, otra nota característica de los alcarreños, aunque el irregular trazado del conjunto propició momentos superfluos, adecuados para acentuar el deseado tono cómico.
El progreso respecto a la inferior 'El jardín de las boinas', anterior montaje de la compañía, es notorio. Pocos son profetas en su tierra, y menos en Guadalajara, ciudad nada proteccionista en cuestiones culturales. En este sentido, el lleno que presentó el Teatro Moderno se puede considerar una gran victoria. Nadie le podrá negar ya a Fuegos Fatuos que con 'Las mujeres sabias', estrenada en el último Festival de Teatro Clásico de Almagro, ha subido un peldaño importante. Un paso al frente para una compañía que sigue haciendo de la constancia y el humor sus mejores bazas.

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