lunes, 19 de junio de 2006

'REQUIEM 21 K626'. Ritual del horror

CRÍTICA DE DANZA

'Réquiem 21 K626'
Compañía: Producciones Imperdibles
Dirección: Gema López
Idea original: José María Roca
Escenario: Colegio San José de Caracciolos (Alcalá de Henares). 18 de junio de 2006

A veces con poco se es capaz de conmover hasta extremos insospechados. Producciones Imperdibles podría dar clases magistrales en este aspecto. Lo último de la compañía sevillana es este 'Requiem 21 K626', una pieza de danza contemporánea de poco más de media hora de duración. Lo novedoso, una vez más, es el punto de visión que propone el montaje. El público se sube a una estructura vertical de dos pisos para contemplar el espectáculo en íntima panorámica aérea, a modo de dictatorial coliseo romano. Se cambia la perspectiva a nivel subsuelo de 'Mirando al cielo' por una cenital.

Esa zona elevada se consagra como la idónea para asistir a una lección de belleza y horror. Lo primero lo aporta el eficaz y sugerente trabajo de los intérpretes, con una destacadísima María Cabeza de Vaca, sostén de una coreografía dotada de una notable riqueza gestual y de un agradecido acercamiento a la libre improvisación.

La crueldad llega de la parte audiovisual de la función. Desde arriba, desde el punto más elevado de la estructura metálica, se proyectan sobre el escenario imágenes durísimas. Los desfiles de cuerpos cadavéricos de Auschwitz, el grito sordo de los inocentes en cualquier guerra, el sufrimiento al que se ven abocados los niños, los rostros minados por una tristeza infinita. El horror de la imagen documental se une a los efectos visuales que genera el propio espectáculo. Pintura roja a modo de caudalosa sangre. Un corazón gigante teñido de sombría oscuridad. Decenas de bichos pisoteando la figura humana, nunca al revés. De fondo suena, majestuoso e imponente, el Requiem de Mozart. Es la letanía del horror y la belleza.

Lo que deja esta combinación es una sensación vigorosa. Cómo con tan poco, se puede conmover tanto. Perturbar, inquietar, estremecer. Es 'Requiem 21 K626' en este sentido una pieza única, un regalo de acceso limitado. En Alcalá de Henares apenas una veintena de personas disfrutaron de las inquietantes bondades de este ritual del horror. Un pelotón de elegidos en una noche perfecta, impecable conjunción de naturaleza y civilización, de infamia y plasticidad.

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