domingo, 2 de abril de 2006

'¡QUÉ PELO MÁS GUAY'. De culto

CRÍTICA DE TEATRO

'¡Qué pelo más guay!'
Compañía: Sexpeare
Creación: Sexpeare
Intérpretes: Rulo Pardo y Santiago Molero
Escenario: Teatro Moderno (Guadalajara). 1 de abril de 2006

Sexpeare es sinónimo de transgresión, disparate, insolencia y desparpajo. Cada uno de los montajes que dispara esta compañía madrileña, ejecutados con eficacia por Santiago Molero y Rulo Pardo, coge esos elementos, los mezcla y los suelta sobre el escenario. El resultado son obras como '¡Qué pelo más guay!', surrealista crónica humorística de las peripecias de Eddie y Fran, dos macarras de estética setentera, representantes perpetuos de la derrota que depositan todas sus esperanzas de futuro en una juguetona maleta blanca en polvo.

Como en la hilarante y superior 'H. El pequeño niño obeso...', el argumento poco importa. El caos y el surrealismo se apoderan de la escena desde el segundo inicial. El resto es un cúmulo de piezas vibrantes y ágiles en las que la acción se superpone en mil planos temporales creando una laberíntica trama de evidentes reminiscencias televisivas y cinematográficas, tan del gusto siempre de Sexpeare. Ahora es ahora, ahora es antes, antes es después y así sucesivamente.
Molero y Pardo, compañeros de mil fatigas, improvisan, juegan con sus papeles, se salen del montaje y regresan cuando las circunstancias lo requieren. El teatro que practican exige una reciprocidad elevada con el público, plasmada en forma de carcajadas. Todo gira en función de Molero y Pardo, la escenografía, el vestuario, el 'atrezzo', los innumerables personajes que construyen, los guiños que aparecen de improviso...

Es esta intrascendente, radiante, escatológica y deliciosa '¡Qué pelo más guay!', en definitiva, un homenaje en toda regla al teatro humorístico sano y agradable y al mismo tiempo a una época, los 70, que ha calado en los componentes de Sexpeare, que se mueven con locura al ritmo de una alucinógena banda sonora compuesta por los Doors.

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