domingo, 9 de abril de 2006

'PAN CON PAN'. Desheredados

CRÍTICA DE TEATRO

'Pan con pan'
Compañía: Zanguango Teatro
Autoría: Zanguango Teatro
Dirección: Miguel Muñoz
Escenario: Teatro Buero Vallejo (Guadalajara). 8 de abril de 2006

Demoledora. 'Pan con pan' es una sutil, convencida y convincente muestra de teatro comprometido y transgresor. Una pieza arriesgada y con personalidad propia, con una carga dramática hábilmente escondida debajo de una fina capa de humor poco complaciente. De la ajustada dirección de Miguel Muñoz y del trabajo equilibrado de un reparto que huye de los excesos interpretativos, esos en los que es tan fácil caer, emerge una obra poderosa, desoladora y nunca indiferente.

Ha partido la compañía Zanguango de un criterio colectivo para crear esta rodadísima 'Pan con pan' que se disfrutó en el Buero Vallejo. Se notan mil matices, opiniones varias y las discusiones de fondo propias de toda labor creativa, en una puesta en escena en la que todo, hasta la frase más desconcertante del texto, parece medido milimétricamente.

El 'Pan con pan' de los salmantinos Zanguango se afana en retratar el catálogo de circunstancias que rodean a la mendicidad. Cuatro desheradados de la vida, escombros de una sociedad de la que en ningún momento se quejan, componen sucesivas estampas que alternan con fluidez triste reflexión con carcajadas. El teatro de Zanguango es directo y polivalente. En 'Pan con pan' hay alegría y depresión, surrealismo y realidad, mentira y verdad. Vida en definitiva. Y todo en una función magníficamente orquestada y culminada con una sonora bofetada, con una canción, la de los desposeídos totales, entonada a coro y sin decoro –con los pantalones bajados– por unos seres que no se avergüenzan de lo que son.

En una de sus últimas obras Eduardo Punset juega con la idea, ilusoria para muchos, de la felicidad absoluta. En un capítulo aborda la imperiosa necesidad del ser humano de buscar ese concepto a base de construir una vida ajena a la realidad. Los cuatro protagonistas de 'Pan con pan' así lo hacen. Como tantos otros fuera del teatro. Quizás por eso, esa sensación de cercanía es al mismo tiempo tierna y temible.

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