viernes, 31 de diciembre de 2010

'BALADA TRISTE DE TROMPETA'. Culto al descaro


CRÍTICA DE CINE

'Balada triste de trompeta' (Álex de la Iglesia. España, 2010)

Ya sea por su mediática labor al frente de la Academia del Cine, por su hiperactividad laboral (series, videoclips, películas), por el reciente triunfo en la Mostra de Venecia o por abanderar con fiereza a los defensores de la ley antipiratería, Álex de la Iglesia está de moda. Ahora más que nunca, justo cuando se cumplen quince años del estandarte de su filmografía, ‘El día de la bestia’, aquella locura que revitalizó al famélico cine español de los 90. Todo coincide con la aparición de su última producción, ‘Balada triste de trompeta’, película destinada a habitar en las estanterías del cinéfago y que en unos años será clasificada con la etiqueta de culto. No le falta nada para entrar en esa categoría a un trabajo que sigue con la lógica secuenciada que lleva la carrera de De la Iglesia. Salvo el abúlico paréntesis que supuso ‘Los crímenes de Oxford’, demasiado formal, excesivamente británica, ‘Balada triste de trompeta’ conecta con la práctica mayoría de criaturas paridas por el vasco con anterioridad. Con la incomprendida ‘Muertos de risa’ es con la que más lazos establece (la dictadura franquista como periodo que obsesiona al director, el espíritu irreconciliable y blanquinegro de la época y, a menor escala, la doble cara del cómico), aunque aquí reluce un lado más amargo y sórdido.

‘Balada triste de trompeta’ es un filme arrollador, casi físico, hecho desde las entrañas, a corazón abierto. Con sus defectos a nivel de desarrollo de personajes, deshilachado, pero de apabullante personalidad, fresco y descarado. Sólo por eso se debe (sobre)valorar una producción de estas características, un pintoresco cuadro que no esconde una amarga crítica al endeble sistema de valores existente en uno de los periodos más oscuros de la historia española.

Tras unos apabullantes veinte minutos iniciales (incluyendo unos espeluznantes títulos de crédito), De la Iglesia representa a la España grisácea y dividida de los 70 en la figura de dos payasos, el triunfador, aquel al que todos le ríen los chistes sin gracia y nadie rechista por miedo, y el triste, incapaz de sonreír y corroído por el resentimiento tras perder a su padre en la Guerra Civil. Que su evolución esté sujeta a la acción y no a su desarrollo interior o que se rodeen de otros compañeros de viaje poco perfilados queda en un segundo plano ante el volcán visual que desfila por pantalla, coronado espectacularmente desde las alturas (más conexiones pretéritas) cuando ya poco importa el desenlace que aguarda a sus desagradables protagonistas.

A jirones y entre el disparate ilógico y un reciclado esperpento valleinclaniano avanza así un trabajo que muestra el lento proceso de madurez de un cineasta del que se sigue esperando una explosión definitiva. Arriesgada en lo formal pero algo reiterativa argumentalmente si se valora su filmografía al completo, ‘Balada triste de trompeta’ se define como un material potentísimo aunque desordenado y de irregular guión, como lo manifiesta el grupo de referencias culturales y sociológicas de la época, incrustadas la mayoría más por capricho que por lógica (a excepción de la reivindicativa aparición de Fofito). Todo lo que se podía esperar, no obstante del que es, desde ya hace dos décadas, uno de esos directores que urgen y necesita el cine español.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Si en el fondo opinamos prácticamente igual, sólo que tú le alabas pese a los fallos, como su fuese un director primerizo, y yo últimamente ya voy mirando la hora, que no seremos unos críos para siempre.

Rafa dijo...

Si te das cuenta, es el primer guión que De la Iglesia escribe en solitario. Así que podemos hablar de que estamos ante un guionista primerizo, por lo que se puede ser más condescendiente con los errores -que los tiene- del libreto. Y sí, es curioso como diciendo lo mismo cada uno lo lleva a un terreno. Eso es positivo.