lunes, 6 de diciembre de 2010

'AGNOSIA'. El reverso de la historia


CRÍTICA DE CINE

'AGNOSIA' (Eugenio Mira. España, 2010)

Eugenio Mira pertenece al sector de ‘outsiders’ de la industria. Hace unos años debutó con un producto poco convencional y atípico titulado ‘The birthday’, que no llegó a las salas comerciales pese a contar un reclamo ‘freak’ como Corey Feldman –el niño de los ochenteros Goonies- y demostrar tener eso tan complicado que es una mirada personal. Con ‘Agnosia’ salta de división y se introduce de lleno en otro sector al alza, el de esos directores jóvenes y pujantes que apuestan por un guión alejado del toque social y que, cámara en mano, conoce los resortes del cine de género. En esa línea, su muy ambiciosa segunda película es un híbrido entre drama psicológico, cine de terror y romanticismo decimonónico. Lo mejor que se puede decir de ‘Agnosia’ es que introduce al espectador en un universo desconcertante y febril, una Barcelona del siglo XIX en la que se cruzan bandoleros, sectas masónicas, extrañas enfermedades sensoriales, empresarios de postín y millonarios de mansión. La trama se desarrolla a un ritmo extremadamente lento, en realidad el que exige la historia, y sin apostar con decisión por una de las muchas vías por las que transita. El resultado es desconcertante, fatigoso a ratos. Desorienta tanto que hasta parece afectar a las interpretaciones, con actores de experiencia extrañamente desdibujados y poseídos por la blandura de un guión tocado por demasiadas manos, como así explican los títulos de créditos. ‘Agnosia’ supone así el reverso a todas esas películas que han dominado el cine español durante tantos años, más preocupadas por expresar con las palabras que con las imágenes. Reivindica lo opuesto, hasta tal punto que llega el momento en el que la historia es lo de menos. Tanto mimo por la puesta en escena no oculta las notables carencias de ‘Agnosia’ en otros apartados, como se proclama en su estrepitoso desenlace, una poderosísima imagen visual derretida por su escaso potencial dramático.

3 comentarios:

Unknown dijo...

Y demasiado amable has sido. Sigo pensando que este tipo podría ser nuestro Terry Guilliam patrio, pero le falta mucho trabajo de guión.

Anónimo dijo...

Los títulos de crédito de esta película son memorables. Entre lo de ese guión tocado y retocado por todas partes y esos figurantes (¿recuerdas el nombre en concreto?) tan entrañables, suponen un perfecto epílogo ahora sí climático.

Rafa

Unknown dijo...

Que va, tio. Era vasco. Estuve intentando recordarlo, como el papel del tipo que hacía de cara. Bueno, eran dos los tipos que habían de caras.

Sólo puedo decir que tenemos otro Búfalo Blanco.