lunes, 2 de abril de 2007

'ATLAS DE GEOGRAFÍA HUMANA'. Subgénero novelado (*)

CRÍTICA DE CINE

Tarde o temprano, la literatura de Almudena Grandes trasladada al cine servirá para producir un ciclo en la televisión, preferentemente en una cadena pública y en sesión de sobremesa, a esa hora en la que los párpados amenazan con el cierre patronal, indiferentes con todo lo que pasa alrededor. El cine español que brota de las letras de Grandes, que ya es mayoría, es un subgénero en sí mismo. Su literatura está llena de mujeres silenciosas, profundos problemas personales, acción inexistente, aplastantes saltos cronológicos, descripciones detalladas y una tensión emocional entregada por completo a los sentimientos del lector. La traslación a la pantalla grande de ese universo, aparte de compleja, reúne obstáculos importantes. Reducir un volumen que supera las 600 páginas a una película de 90 minutos tiene sus consecuencias. El guión se resiente de esa circunstancia, perdiendo el pálpito de la naturalidad, la verosimilitud y ganando toneladas de superficialidad. Se añade al capítulo de deficiencias de 'Atlas de geografía humana' una planificación técnica funcional e impersonal, plana, con el habitual subrayado sonoro excesivo . Estamos, entonces, ante un digna deudora del subgénero de la vida que opera sin aspavientos dentro del circuito de cine social con acento español, que sigue teniendo un trato de privilegio por parte de público, productores y exhibidores y que cuenta con antecedentes como 'Los aires difíciles', también de Grandes, las recientes 'Tu vida en 65' y 'Mía Sarah' o los lejanos, éxitos en taquilla, insustanciales últimos proyectos de León de Aranoa.

'Atlas de geografía humana' se enfrasca desde el inicio en la narración en el periplo vital un cuarteto de mujeres dispares que superan las cuatro décadas de vida. Ninguna de ellas posee algo de interés, no hay nada rescatable entre los sucesos que, sin pasión, cuenta la película. Al comprimir el metraje, las conversaciones resultan sumamente forzadas, lo que deriva en un auge de los tópicos que atenazan a este tipo de cine. Tampoco ayudan a reflotar la película las interpretaciones, especialmente en el apartado masculino, aunque poco se puede sacar de personajes tan vacíos y estereotipados. Y para el final, lo más sangrante, ese ‘happy end’ que culmina el círculo, tan habitual y que tanto enfadará al que busque un pellizco de la realidad. Que no nos engañen.

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