domingo, 11 de febrero de 2007

'DÍAS DE CINE'. Disparate entre amigos (*)

CRÍTICA DE CINE

Un desbarajuste total, humor en blanco, un despropósito continuo y un pretencioso ejercicio de autocrítica mal planteado. 'Días de cine' es una de las mayores decepciones de la temporada. Planteada bajo el principio de (mal) cine dentro de (mal) cine, la película de David Serrano se constituye como un gran fiasco, vistas las expectativas puestas encima de este joven cineasta, también guionista de la saga 'El otro lado de la cama'.
'Días de cine' es indefendible, por mucho que se valore la coherencia de los antecedentes laborales de gran parte del reparto. Ver a Alberto San Juan, Roberto Álamo o Andrés Lima, casi siempre impecables al frente de sus proyectos con Animalario Teatro, defendiendo papeles sonrojantes y pésimamente esbozados produce un hondo pesar, incrementado al verificar como sus arduos esfuerzos por imprimir vigor y comicidad al conjunto del relato son brutalmente inútiles.
En 'Días de cine', larga, aburrida y desquiciante a ratos, se amontonan las deficiencias, aunque hay una que sobresale del resto. El guión es incapaz de dotar de ritmo, interés y credibilidad a cada una de las escenas. El hilo argumental, si alguien tiene la capacidad de apreciarlo, es sumamente débil. Tanto como el conjunto de un largometraje disparatado, inverosímil, sin chispa ni gracia alguna y que puede llevar a los más malévolos a plantearse un interrogante. ¿Lo han hecho de forma intencionada?
No es nada disparatado este pensamiento, al tratarse 'Dias de cine' de un ejercicio fílmico realizado entre colegas de toda la vida, un colectivo de artistas que suele trabajar en los mismos proyectos, caso de los actores anteriormente mencionados, a los que se podría añadir a Nathalie Poza, excesiva aquí, o Javier Gutiérrez, de lo poco salvable. Es posible, pero para mentes menos reflexivas el resultado apuntará hacia un largometraje vacío, de esos que se asemejan perfectos para incrementar la cuota de desprestigio del cine español, por muchos espectadores poco precavidos que consiga recolectar. Y que no se intente encontrar material para el estudio histórico de la evolución del cine nacional, ni para el análisis de una época, la Transición, que sigue poco y mal tratada por la cinematografía localizada en España.

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