miércoles, 31 de enero de 2007

XXI PREMIOS GOYA. 'Volver' volvió

Análisis de la ceremonia

Funcionaron el desplante y los lloros. Funcionó el argumento ‘si en América me quieren, aquí también deberíais arrodillaros ante mí’. Funcionó, y como tantas veces ocurre en el cine español, funcionó a destiempo. 'Volver' no es la gran película que todo el mundo está empeñado en decir que es. Tampoco lo es 'Alatriste', esa producción megapublicitada en la que parecía que cada euro invertido era sinónimo de calidad. A lo que vamos, el año en el que la Academia de Hollywood le ha negado la nominación a Almodóvar, aquí se le hace la ola y se obvia para lo importante a 'El laberinto del Fauno', la auténtica obra maestra del año, sea española, mexicana o de Tele 5. Para 'Volver' y para el director manchego fueron todo los galardones de relieve. 'El laberinto del Fauno', quitando esos merecidos premios de guión original y a la actriz revelación –Ivana Baquero–, se llevó la pedrea, una catarata de Goyas al servicio de la satisfacción general. El descalabro de 'Alatriste' se intuía y para 'Salvador', un único Goya, figurar en el cuarteto de honor ya era una victoria.
Como era previsible, los miembros de la Academia votaron sobre seguro. ¿Cómo se hubiera vendido la victoria de una película oscura, diferente e inverosímil como 'El laberinto del Fauno'? Mal. Para corroborarlo sólo hizo falta escuchar el discurso de la nueva presidenta, Ángeles González-Sinde. No se escucharon quejas ni súplicas, una novedad, pero sí que reafirmó la apuesta que debería hacer el cine español por lo social, “por contar lo que pasa en la realidad”. ¿Más todavía? Si se mira la filmografía de González-Sinde, a rebosar de historias mínimas, se podrán aclarar dudas al respecto de la razón por la que hizo esas declaraciones. Estamos, entonces, ante un posible regreso a la época 'El Bola', 'Te doy mis ojos' o 'Los lunes al sol'.
En cuanto a la ceremonia, bien, gracias. Sin más. Fue la más breve de los últimos años, veloz, diligente y sí, muy aburrida. A José Corbacho se le debe agradecer que no fuera tan pastosa y desagradable como en ediciones anteriores. Aunque tampoco fue para tanto. Las parodias de las películas nominadas fueron sosas, en algún caso innecesarias (¿debía aparecer Andrés Montes en un drama como 'Salvador'?) y los chascarrillos que el conductor de la gala introducía a su gusto brillaban por su ausencia de imaginación. Eso en el lado negativo. Del positivo hay que extraer ideas interesantes para aliviar la carga de pesadez de la gala como el entregar los tres Goya de la categoría de cortometraje al mismo tiempo, con el consiguiente simpático caos en el escenario y la abultada reducción de tiempo dedicado a los agradecimientos. Recurrir a intérpretes como Emma Suárez, Eduard Fernández o Eduardo Noriega como repartidores de Goya fue un acierto. Serios, directos y sin la necesidad de hacerse los graciosos, como ha ocurrido en el pasado. Destacar también ese gag dedicado a Isabel Coixet, sabiamente ridiculizada. Aprobado, en general, aunque todavía que mucho camino por recorrer. Para acabar, no se puede pasar por alto esas declaraciones de José María Barreda valorando la justicia del premio otorgado a 'Volver'. ¡Usted sí que sabe de cine, señor presidente!

No hay comentarios: