martes, 23 de mayo de 2006

'ROSAS ROJAS'. Flor con espinas (**)

CRÍTICA DE CINE

Una flor, Piper Perabo, y cientos de espinas. 'Rosas Rojas' es una película decepcionante. Las intenciones del debutante Ol Parker son tan honestas como inocentes. Si 'Rosas Rojas' no se ocupase de narrar, de una forma forzadísima, la historia de amor entre dos mujeres, estaríamos ante una más de esas comedias simplonas e insustanciales que tan pronto se degustan como se olvidan, sin tiempo para memorizar de qué trataban o quién las protagonizaba.

Aquí el enganche llega por medio del tipo de amor que se narra. Se cambia el chico-chica por el chica-chica. Lo que podría ser una comedia pionera a la hora de retratar sutilmente una relación lésbica se queda en poco más que una película sencillita, sonrojante en ocasiones y habitada por unos personajes esteorotipados hasta límites inaguantables, todos poco o nada interesantes y creíbles. Una excepción, eso sí, es esa niña repelente empeñada en poner en aprietos a los adultos con sus preguntas existencialistas.

No ayuda nada al desarrollo de esta comedia demasiado ligera, aviso para el que busque una historia reivindicativa o cercana a la realidad, el guión fabricado por Parker. Rachel y Heck son dos jóvenes guapos, de clase alta, que se quieren y se casan. 'Rosas Rojas' comienza con la celebración de la boda. Cuando va camino del altar, Rachel cruza su mirada con Luce, la florista que se ha encargado de decorar la ceremonia. Sus sentimientos se someten entonces a un carrusel de cambios. Los acontecimientos se suceden a una velocidad de vértigo. A tanta, que es imposible explicar comportamientos como el de Rachel, el marido o, en el colmo del ridículo, el de los padres de la protagonista, personajes esperpénticos.

La veracidad queda sujetada por unos dogmas inconsistentes y frágiles. Algún diálogo resulta agradable e incluso inteligente, Perabo se luce en cada fotograma, pero poco más aporta esta espinosa 'Rosas Rojas'. Una decepción absoluta. Una película que prometía una mirada diferente del amor y que se queda en lo mismo de siempre.

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