martes, 30 de mayo de 2006

'ROSARIO TIJERAS'. Golpes de miseria (**)

CRÍTICA DE CINE

'Rosario Tijeras' es un extraño ejemplar, ciertamente inaudito, de cine originario de una industria que se mueve en el anonimato comercial. De Colombia procede esta historia de marginalidad absoluta, avalada por el apabullante reconocimiento que otorga ser la película más taquillera del último decenio en el país. Años duros los que retrata 'Rosario Tijeras'. Basada en una novela de Jorge Franco que supuso una convulsión en el país y ambientada en la turbia y violenta Medellín de los 80, lo que hace esta película es perfilar la existencia de una de esas mujeres sacudidas por el infortunio.

Violada a los once años, sin el apoyo de la figura paterna, hermana de sicarios y prostituta de lujo. Una serie de sucesos la convierten en una mujer fatal, dispuesta a vengar a base de violencia ilimitada los azotes que le ha dispensado la vida. Emilio Maillé dirige con excesiva pulcritud su historia. El retrato que sale de 'Rosario Tijeras' es doble. Por un lado está el de los escenarios, el de una ciudad en la que se instaló por unos años el mismísimo diablo. Capital mundial de la droga en aquellos tiempos, Medellín es una protagonista más. Imposible comprender el calado de esta película sin tener un mínimo de conocimiento sobre el pasado de esta metrópoli, azotada por nombres como el de Pablo Escobar.

Y un poco más allá de las espléndidas vistas de la decrépita Medellín, está Rosario y los acontecimientos que le rodean. Su historia carece de pegada, los saltos temporales no terminan de funcionar y a mitad de película la acción decae presa de una lentitud que hace que escenas sin importancia se alarguen excesivamente en virtud de un lirismo simbólico difícil de apreciar.
Mucho sexo, menos violencia explícita de la esperada y miseria a raudales es lo que regala 'Rosario Tijeras'. La explosiva Flora Martínez acapara la mayoría de los planos de este visceral y lentísimo relato en el que comparte espacio con un Unax Ugalde simplemente cumplidor. Flojo, aunque nada desdeñable su valor de interpretar un personaje como el que la tocado en suerte, cuajado de tópicos.

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