domingo, 20 de febrero de 2011

'TAMBIÉN LA LLUVIA'. Bandera de la (buena) conciencia


CRÍTICA DE CINE

'TAMBIÉN LA LLUVIA' (Iciar Bollaín. España, 2011)

En su trepidante tramo final, ‘También la lluvia’ adopta en exclusiva el punto de vista del personaje interpretado por Luis Tosar. Se vive así en primera persona el descenso a los infiernos de un hombre inicialmente escéptico, un tanto arisco ante lo ajeno, y cuya conducta evoluciona hasta derivar en una imprevista toma de conciencia social. En este caso el espectador observa el cambio en Costa, pero podría ser cualquier de nosotros, proclama esa cámara que no abandona durante la última media hora del filme su ruta por una Cochabamba apocalíptica. Tosar se ve involucrado en esa situación porque, llegado un momento, se posiciona con firmeza, dejando atrás las dudas. Gana la buena conciencia y con ella, la del público al que representa. Ahí radica el peligro de este complejo mecanismo metacinematográfico que pone en marcha con solvencia y pulcritud Icíar Bolláin. Cine dentro de cine desde dos perspectivas, la colectiva, representada por la propia estructura del filme, un rodaje ficticio dentro uno de real, y la gremial, con actores representando una profesión, la suya, desde siempre vinculada, con o sin eficacia, a la reivindicación.

Icíar Bollaín capitaneó junto a Fernando León uno de los movimientos fundamentales del cine español del actual siglo. Lo hicieron a través del huracán que supusieron sus dos filmes fetenes, ‘Te doy mis ojos’ y ‘Los lunes al sol’, respectivamente. Al segundo le está costando más de lo previsto desprenderse de la pesada etiqueta de autor comprometido. En Bollaín se nota otro tipo de evolución. Madurez es la palabra. Con ‘Mataharis’, aquel melancólico puzle vital en el que las mujeres cogían todo el protagonismo, ya dio un gran paso al frente. Ratificaba lo que ya se sabía –excelente dirección de actores, sensibilidad nunca desbordada- y la descubría como artesana de historias de un interés superior a las adheridas a problemáticas sociales de alargada sombra y a las anécdotas con chispa.

Con ‘También la lluvia’ confirma todos estas virtudes, las potencia e incluso las llega a poner en peligro consciente de manejar una historia de mayor potencial en todos los frentes. También más complicada de equilibrar, como lo demuestra ese guión de tan generoso grosor social y que se desorienta al final en su intento de buscar un aliado en el espectador. Salvo ese detalle y en lo escasamente utilizados que están la mayoría de secundarios, ‘También la lluvia’ se constituye como un acreditado ejercicio de cine político, de pregunta directa y respuesta abierta o silenciosa –magistral la conversación entre Gael García Bernal y el representante gubernamental de la ciudad boliviana- y que maneja un nutrido abanico de temas, tanto gremiales como universales, tratados con sensibilidad y nervio cinematográfico, todo un hallazgo lo último.

3 comentarios:

Francisco Casoledo dijo...

Aún no la he visto, pero tu análisis invita a ello. No sé si dominarás ya el polaco, pero tu prosa en español es cada vez más brillante. Saludos.

rafa dijo...

Pues te aseguro que en polaco me sale mejor :) 'También la lluvia' era mi favorita para los Goya (a falta de ver 'Pa negre'). Cada vez me gusta más Bollaín. Para los Oscar me quedo con 'Cisne negro', hacía tiempo que una película me impactaba tanto. Y gracias por la recomendación de 'An education', qué sutilidad para tratar un tema tan complejo. Un saludo :)

Unknown dijo...

Todavía no he visto Pa Negre, pido dispculpas, pero me pasaba igual que a Rafa, que También la lluvia era mi favorita, como Cisne Negro. Toda una decepción lo de El discurso del rey. Me gusto mucho y creo que es una obrita maravillosa, pero anecdótica. Además, cómo puede ganar el Oscar a la mejor película un producción que tiene a Guy Pearce haciendo semejante papelón?

Por cierto, de También la lluvia otra cosa a destacar es lo bien que luce una producción española como superproducción durante los minutos finales. Me gustó que Bollaín fuese capaz de manejarse con tanta facilidad entre revueltas multitudinarias. Que tiemblen Amenabar y De la Iglesia.