miércoles, 1 de abril de 2009

'A CIEGAS'. Blanca oscuridad

CRÍTICA DE CINE

¿Puede una película transmitir los mensajes de un libro casi filosófico? Parece difícil. ‘A ciegas’ ni siquiera lo intenta. Fernando Meirelles, el enérgico director de ‘Ciudad de Dios’ y ‘El jardinero fiel’, no ha pretendido abordar el material de José Saramago desde esa perspectiva. Antes que ir a por el fondo de la historia ha preferido quedarse en la forma, quizás para captar la esencia de la novela sin tener que hacer una exposición precisa de sus pensamientos. El resultado final tiene virtudes, puesto que se trata de una película arriesgada y adulta, pero no pedante. Equipada a la vez con algún defecto perceptible. Quien no quiera ver más allá de la simple historia fantástica e impactante, no tendrá porque hacerlo.

‘A ciegas’, tanto el libro como la película, tiene un color: el blanco. Puede que en la novela lo definiesen como un blanco lechoso, pero en el largometraje es cegador. Escenas y personajes se pierden en el blanco cada vez que Meirelles trata de hacer que el espectador empatice con sus protagonistas, que piense en qué debe sentirse al quedar cegado por la luz. Sin embargo, eso no es un obstáculo para que la oscuridad esté presente. El relato no tiene complejos a la hora de adaptar su iluminación e imagen a la cruda realidad de un documental (algo que ya pasaba en ‘El jardinero fiel’, si bien en aquella ocasión con un montaje más vivo) cada vez que quiere retratar las bajezas del ser humano. Esos son los dos niveles en los que se mueve la película. Por un lado está el blanco de la ficción, de la fantástica ceguera que ataca al mundo. Por otro, la cruda realidad, retratada como tal, en la que se manejan los protagonistas. Meirelles no permite grandes discursos a sus personajes, sólo los utiliza, tanto a ellos como a la puesta en escena, para llevar al espectador a un sentimiento de opresión, pesimismo y ¿felicidad?

Una de las mejores armas de ‘A ciegas’ reside en sus protagonistas, un plantel de actores solventes, pero sin necesidad de lucimiento personal. Mark Ruffalo, Julianne Moore, Danny Glover y Gael Garcia Bernal son las piezas fundamentales de toda la trama. Tampoco hay que olvidar a Alice Braga, quien ya colaboró con Meirelles en ‘Ciudad de Dios’ y que aquí se hace cargo de un personaje que guarda mucho más contenido en su interior del que podría parecer a primera vista. Y es ahí precisamente donde está el doble juego que propone el director. Los actores saben transmitir la compleja personalidad del carácter que les ha tocado interpretar. Desde una Julianne Moore a la que la ceguera le permite volver a sentirse útil; pasando por un Mark Ruffalo demasiado humano como para ejercer de líder idílico; hasta Gael García Bernal, un niño que descubre lo divertido que puede llegar a ser malo.

Todos ellos esconden sus pequeñas lecciones morales, pero el espectador deberá ser quien se pare a reflexionar sobre ellas o, si reúne el valor necesario, siempre puede acercarse al mundo de la literatura para que sea Saramago en persona quien ejerza de guía.

J. Pastrana

1 comentario:

Rioja dijo...

Maldito purismo cultureta que hace que el hecho de pasar a lenguaje cinematográfico libros universales como 'Ensayo sobre la ceguera' ya hace que caiga sobre los directores un aluvión de críticas. Injustificadas en este caso, con una visión estética muy personal por parte de Meirelles. Ya pasó también con 'El amor en tiempos del cólera', maquillaje penoso aparte. Excelente crítica.