sábado, 23 de septiembre de 2006

'EN UN LUGAR DE MANHATTAN'. Diferente, por suerte

CRÍTICA DE TEATRO

'En un lugar de Manhattan'
Compañía: Els Joglars
Dramaturgia y dirección: Albert Boadella
Reparto: Xavier Boada, Xavi Sais, Dolors Tuneu, Jesús Agelet, Minnie Marx, Francesc Pérez, Pilar Sáenz, Ramón Fontseré, Pep Vila
Escenario: Teatro Buero Vallejo (Guadalajara). 22 de septiembre de 2006

Hastiados, como se ha estado, y la racha sigue, de la fiebre quijotesca, que sean bien recibidos espectáculos culturales relacionados con la figura cervantina como el que oferta Els Joglars. Por Guadalajara se ha visto de todo en el último año en esa dirección. Hallazgos inesperados pocos. Oportunistas advenedizos un buen montón, y por el horizonte ya asoma alguno más. Surgieron especialistas cervantinos de cualquier parte, se escucharon conferencias de todo tipo y se vieron obras revestidas de todos los estereotipos imaginables. Aburridas la mayoría y muy parecidas, con una alarmante escasez de recursos atractivos para el espectador.
Sólo por eso, bienvenida a Guadalajara esta 'En un lugar de Manhattan'. Básicamente porque es diferente, sabe criticar al aluvión revisionista que se cernió sobre Don Quijote, no elude dibujar su propia caricatura, conceptualiza sobre la novela escrita por Cervantes y, en el fondo, tiene una carga de mala leche que sólo una compañía que hila tan fino como Els Joglars transmite con tanta corrección.
No hay constancia mediática del daño que le han hecho a Boadella los modernos, porque contra ellos y su concepto del arte y de la vida, siempre en un pedestal superior al del resto de los mortales, lanza el catalán las cargas de profundidad más demoledoras de 'En un lugar de Manhattan'. Puestos a imaginar, esa directora escénica argentina que quiere cambiar de sexo al hidalgo y a su escudero y transportarles a Nueva York, podría pasar perfectamente por una Isabel Coixet y todo aquello que representa y que tantas personas veneran. Estar a la última, y si no, ser rechazado.
Ácida, inteligente y con un discurso un tanto moralista que reivindica la honestidad y que desprecia a la frivolidad como forma de entender la vida y el arte, 'En un lugar de Manhattan' se conserva fresca y pujante a sus casi 200 funciones. El reparto, una maquinaria colectiva empujada por nueve actores, está perfectamente engrasado, con un pletórico Ramón Fontserè encarnando a un Quijote fontanero, enemigo del Leroy Merlin y del '3 en 1'. La historia, a pesar de las dos horas largas de duración, se desarrolla con fluidez y aplomo, y sólo lo mal que conectan algunos episodios, por eso de dotar de clasicismo al conjunto (el del turco y los galeotes), resta décimas a la nota final.
A Els Joglars le sobran galones y buen oficio para llevar esta obra en la dirección que les conviene. Ni el final, que por previsible peca de apagado, devalúa el peso de una obra hecha con una sencillez apabullante, sin ningún intelectualismo y que revisa con verdadero placer el libro del IV Centenario.

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