jueves, 10 de agosto de 2006

'POSEIDÓN'. El agua se enfurece (**)

CRÍTICA DE CINE

Más de dos décadas han pasado desde que Wolfgang Petersen asombrara con 'El Submarino'. Había en esa película de producción alemana una trama consistente, un fabuloso desarollo psicológico de los personajes, un desarrollo apasionante y un montaje en el que se vislumbraba una mano perfeccionista. Se tomó su tiempo el director germano para rodar 'El Submarino'. El metraje original rozaba las cuatro horas.
Petersen fue reclamado por Hollywood poco después. En Estados Unidos se ha ganado con el tiempo fama de reputado cineasta que dota de cierta personalidad los productos comerciales que le encargan. Es el mismo Petersen, pero diferente, decreciente. Valga el ejemplo de sus tres películas acuáticas. De 'El Submarino' pasó, en transición, a 'La tormenta perfecta', para acabar, finalmente, con 'Poseidón'. De la pureza de las imagenes de los submarinos al virtuosismo infográfico del hundimiento del transátlantico. De la complejidad de sus inicios a la simpleza de la actualidad. Que cada espectador se quede con lo que prefiera.
Cumplidor, Petersen ha hecho una película que es puro entretenimiento, que después de unos olvidables y tediosos veinte minutos iniciales se mete en la acción para no abandonarla hasta el final. En un primer análisis, 'Poseidón' se constituye en un ejercicio de supervivencia a cargo de siete personajes muy reconocibles. Están los inmigrantes, el vividor o el padre protector de hijas libertinas con un pasado llamativo. Hasta un homosexual con instintos suicidas que supera las seis décadas de vida.
Para habituales del género, no será complicado adivinar quién caerá en una aventura diseñada en formato videojuego. Los protagonistas deben ir superando fases, subiendo de nivel, mientras a su alrededor se desata un carrusel de efectos especiales asfixiantes. En este sentido hay escenas con una tensión perfectamente conseguida, como el episodio de los conductos de aire o el de la caída libre del ascensor.
Olvidados sus inicios, Petersen se ha convertido en un competente especialista capaz de levantar espectáculos mayúsculos como esta 'Poseidón', entretenida, atractiva pero excesivamente gélida y funcional.

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