jueves, 5 de octubre de 2006

'SALVADOR'. No hace tanto (***)

CRÍTICA DE CINE

Los 'biopics' corren el riesgo de desplazarse hacia el nada deseable terreno de la hagiografía. Si el protagonista cuenta con una trayectoria relacionada con el mundo político, las posibilidades de traspasar la borrosa frontera se multiplican. Manuel Huerga asume el difícil reto de forma digna y certera. El director catalán ha facturado un filme que alterna la convulsa realidad de los años 70 con la historia personal y conmovedora de un joven inquieto dispuesto a luchar por sus ideales. Dos películas en una, una división fácilmente perceptible desde la butaca. Una de difícil digestión, la otra más apta para un público más heterogéneo. Una parte política y la otra personal. Las dos bien rodadas y excelentemente perfiladas.
'Salvador' lleva a la gran pantalla la vida de una de las últimas víctimas de la dictadura franquista. Puig Antich, militante del Movimiento Ibérico de Liberación (MIL), fue uno de los muchos universitarios movidos por las utopías y el deseo de vivir nuevas experiencias. Condenado por un dudoso episodio aún sin esclarecer, su ejecución es uno de los capítulosignorados y desoladores que se esconden al otro lado de las páginas oficiales de enciclopedias y libros de textos.
Huerga crea un largometraje compuesto de dos partes diferenciadas y correctamente ensambladas. La vertiginosa y desenfrenada etapa de sueños y militancia se contrapone con la sombría y gris espera del indulto. Daniel Brühl realiza una correctísima labor en uno de esos papeles protagonistas infinitamente agradecidos. Sólo algún pasaje excesivamente acelerado (ese paseo en moto que parece sacado de un videoclip adolescente) y escenas destinadas a provocar las lágrimas fáciles de los espectadores más sentimentales desentonan en una de esas películas imprescindibles.
Una abrumadora historia personal enmarcada en un marco político y social de la olvidada historia reciente. Totalmente recomendable, sobre todo para esas generaciones de última hornada que todavía desconocen que hasta hace pocos años, tan pocos que asustan, en España seguía impuesta la pena de muerte.


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