martes, 12 de mayo de 2009

ANTONIO, ANATOMÍA DE UN MITO


El mundo está hecho al revés. Amigo de muchos, aunque nunca lo supiera (J). Fiel compañero de tantas noches en vela. Silencioso cómplice de conversaciones sordas a dos bandas. Perpetuo sufridor insufrible apresado dentro de un puzzle en el que no encajaba. Copiloto de tantos viajes a la búsqueda de un pellizco de felicidad. Magia y cenizas en el aire repartidas a partes iguales. 3.000 noches mecidas por el oleaje de una sensibilidad oceánica.

Todo lo que se pueda escribir y leer ya de Antonio Vega sabrá a poco, incapaz de definir a una personalidad complejísima ni de explicar el origen del mayor talento peor cuidado de la música española. Lejos del tumulto y las reconstrucciones biográficas quedarán para siempre sus canciones, el mejor legado de un artista único.

“Llevaba toda la vida muriéndose y nadie le creía”. Mejor expresado imposible. Hasta ahora. Un grande. El círculo se ha cerrado. ‘Desordenada habitación’ ya puede sonar en armonía.